La industria del etanol de maíz ratificó esta semana su compromiso de aumentar 25% la capacidad instalada para el próximo año. Los 80 millones de dólares que demandarán las inversiones podrían llegar a 1.000 millones si hubiera más lugar en la matriz energética del país. Así lo aseguró Patrik Adam - director ejecutivo de la Cámara de Bioetanol de Maíz -durante el Taller de Etanol Combustible TECO, llevado a cabo el martes pasado en Rio Cuarto.
Por octavo año consecutivo, la empresa Novozymes -líder a nivel mundial en soluciones biológicas y principal proveedora de tecnología microbiana y enzimática- reunió a los principales actores de la cadena agroindustrial de bioetanol con el objetivo analizar las tendencias y futuro de esta actividad.
Adam destacó que la producción de etanol ha llegado al límite de la capacidad instalada y hace falta definir cual será la política del biocombustible a futuro. Para el ejecutivo es el momento de juntar a todos los actores de la cadena: fabricantes de automóviles, estacioneros, distribuidoras de combustibles y gobierno y que cada uno exponga sus ideas y establecer las metas a futuro. “Es la hora de tomar definiciones”, declaró.
Tomás Uriberti – en representación de FCA Fiat Chrysler Automobiles – contó la experiencia brasilera en el uso de bioetanol desde la óptica de la industria automotriz. Destacó que para FIAT, el costo de un vehículo apto para funcionar con mezclas mayores a 22% (incluyendo etanol puro) respecto de un automóvil convencional es de apenas USD 50. Respecto a cuestiones ambientales, según sus ensayos, un auto funcionando con etanol 100% derivado de caña de azúcar reduce en 78% las emisiones de gases de efecto invernadero respecto a utilizar nafta convencional.
Previamente Jorge Hilbert, Asesor de Actividades de Innovación en INTA, mostró los resultados del cálculo de emisiones de gases de efecto invernadero para el etanol de maíz. El ensayo elaborado bajo estándares internacionales arrojó un resultado de reducción de 71% y en el caso de captura de dióxido de carbono durante el proceso de fermentación, el valor llega al 81%.
Luego fue el turno de Gerard Ostheimer, asesor de “Below 50” – una iniciativa para crear conciencia a nivel mundial de la necesidad de un transporte neutro en carbono. “Aún con la electrificación del transporte, para alcanzar las metas del Acuerdo de París, los biocombustibles son muy necesarios”, destacó. “Los resultados que mostró Hilbert ubican al bioetanol de maíz dentro de los biocombustibles avanzados”. Para Ostheimer el uso de biocombustibles ya no es una cuestión estricta de políticas públicas. “Vamos a ir viendo cada vez más Iniciativas privadas como la del Biobus en Rosario o la de Scania y la línea 132.”
Durante la mañana, el encuentro incluyó charlas técnicas de expertos relativas a la optimización y eficiencia de procesos. Sobre este punto se refirió el Agustín Torroba, Director de Biocombustibles del ex-Ministerio de Energía y Minería, recientemente fusionado con la cartera de Economía que comanda Dujovne. El funcionario destacó que la industria de etanol ha alcanzado la madurez. “Hemos hablado de optimización de procesos, de menor consumo de energía, de eficiencia. Esto es propio de una industria que ha alcanzado la madurez”.
Dave Vendergriend, CEO de ICM, una de las proveedoras de tecnologías para la producción de etanol ve en Argentina un mundo de oportunidades. “El 65% del maíz exporta, ahí es donde están las oportunidades”, destacó.
La jornada continuó al día siguiente con visitas a las plantas de Bio4 y Bioeléctrica. Los invitados pudieron apreciar la puesta en funcionamiento de la nueva planta que generará energía a partir de efluentes de la producción de etanol. Un claro ejemplo de economía 360.
Por Emiliano Huergo