Al igual que en el fútbol, los productores y empresarios agropecuarios salen todos los años a la cancha a sumar la mayor cantidad de puntos posibles, en un torneo que se extiende hasta mediados del próximo año.
La cancha son sus campos, los puntos son los ingresos económicos y el torneo es la campaña que comienza con los cultivos invernales. Su mayor atracción es a medida que avanzan los meses, cuando soja y maíz comienzan a definir sus rindes de cara a la cosecha.
Los productores se visten de técnicos y eligen los insumos (semillas, agroquímicos, fertilizantes) que serán los jugadores con los que enfrentarán a los rivales: plagas, malezas y enfermedades. Y plantean una estrategia, que en el centro-norte de Córdoba, este año será “defensiva”.
“En general, la idea que domina es conservadora: aguantar el cero a cero y buscar algún gol”, señaló Diego López, referente del Crea Córdoba Norte, durante la 15ª Jornada Soja con Sustentabilidad y 9ª + Maíz de Córdoba organizada por Agrovoz, La Voz y Agroverdad.
¿Qué significa en términos agronómicos? Mantener o incrementar la siembra de maíz, un cultivo que aporta más estabilidad, porque tiene menos variabilidad en sus rendimientos.
López encabezó junto a Guillermo Grasso, de la regional Aapresid Monte Cristo; Pablo Solfanelli, del Grupo Río Seco; y Mariano Granetto, productor de Río Segundo; un panel sobre las estrategias para la próxima campaña agrícola. La coincidencia fue general: el maíz jugará de titular.
Salir del descenso
“Vamos por la revancha” fue el lema que dominó esta nueva Agrojornada, en una frase de tono futbolero relacionada a la necesidad de revertir los magros resultados que dejó la sequía.
“Casi nos fuimos al descenso y esta campaña lo que buscamos es mantenernos con el promedio”, continuó la analogía Grasso. Y dijo que en su zona de influencia, entre las rutas 19 y 17, la creciente expansión del garbanzo es otro factor que impulsa al maíz.
Solfanelli consideró una “calamidad” la última campaña, “único año de la historia en que no llovió febrero ni marzo”. Para el nuevo ciclo, estimó que la apuesta se mantendrá similar a la de las últimas temporadas: más del 60 por ciento de los campos para maíz.
“Es un esquema de bajo riesgo, lo que no significa menor inversión. En el norte usamos híbridos de alta gama, con el fin de asegurarnos rendimiento y estabilidad. Y cuanto peor es la calidad de los campos, más se apuesta al maíz. Hay lotes que van por el tercer año de maíz sobre maíz”, precisó el asesor técnico del Grupo Río Seco.
Para López, la sequía fue durísima pero destacó: “No perdimos el partido por goleada”. Esto se logró precisamente por esa tendencia de la zona a “defenderse con el maíz”. “En el peor año de la historia, nos dio 47 quintales, una cifra que alguna rentabilidad te deja. La soja en años buenos vuela, pero en malos como éste se hunde. Por eso la estrategia es siempre más conservadora”, manifestó.
“¿Las buenas perspectivas de lluvias no pueden hacer cambiar este escenario por una estrategia más ofensiva, con más soja?”, preguntó Granetto, que actuó como moderador. La respuesta de los asesores fue tajante: no le prestan tanta atención a los pronósticos, porque en el centro-norte de Córdoba generalmente el clima se comporta de manera diferente. Los años Niño o Niña tienen un impacto distinto al que generalmente provocan, por ejemplo, en la zona núcleo.
Márgenes y dólar
La apuesta por más maíz tiene asidero también en la proyección de márgenes para esta campaña.
Según Gonzalo Agusto, economista de la Bolsa de Cereales de Córdoba, el cereal asoma con un resultado bruto favorable –en promedio para toda la provincia – de alrededor de 600 dólares por hectárea, que se reduce a 500 dólares como ganancia neta y a 350 dólares en campo arrendado. Estos valores están muy por encima de los que se proyectan para la soja: 400, 300 y 150 dólares, respectivamente.
Lo que genera ruido en este contexto es el escenario financiero complicado, por la disparada del dólar y el incremento de las tasas.
“El tipo de cambio alto facilita algunas cosas pero complica la forma de estructurar el negocio. No hay financiación”, dijo Solfanelli.
Granetto, por su parte, señaló que es la primer campaña que financiará en un 100 por ciento, porque ya no tiene saldo de la cosecha anterior. “El problema es que no todas las labores e insumos se pueden financiar”, se lamentó.
Un dato elocuente sobre esta necesidad de financiamiento: los arrendamientos agrícolas, en muchos casos, se están pactando en cuotas mensuales, bimensuales o trimestrales. Una modalidad de pago inusual.