En medio de la fuerte turbulencia financiera, Mauricio Macri exhibió esta semana un dejo de optimismo de cara al desenvolvimiento de la economía y a la generación de divisas en el mediano plazo.
Durante su visita a Vaca Muerta, el yacimiento de petróleo y gas no convencional ubicado en la provincia de Neuquén, el Presidente pronosticó que en cinco años saldrán desde allí exportaciones por 15 mil millones de dólares.
Esa magnitud, que se sumará en el futuro a los ingresos de la balanza comercial, equivale a la mitad de las divisas que generarán sólo las exportaciones de granos durante la próxima campaña.
La comparación fue realizada por el titular de la Bolsa de Cereales de Córdoba, Luis Macario, durante su discurso en la última Agrojornada del año, realizada el miércoles en la ciudad de Córdoba.
Estas dimensiones confirman que –por el momento– el equipo con el que cuenta el Gobierno para la generación de dólares, tan necesarios por estos días, está integrado por el agro y 10 más.
No es sólo el tipo de cambio Es por eso que, en el seno de la agroindustria, no cayó bien la decisión oficial de suspender la rebaja de las retenciones a los subproductos de la soja y de reducir los reintegros a las exportaciones.
Sus críticos sostienen que son medidas que atentan contra el agregado de valor y chocan con la frase que tanto pregona el Presidente, en el sentido de que “Argentina debe convertirse en el supermercado del mundo”. Además de socavar su figura política, ya que días antes había asegurado públicamente que no iba a haber cambios en las reglas de juego para las retenciones agropecuarias.
En el sector agroindustrial, tienen la sensación de que el esfuerzo para llevar a cabo el ajuste fiscal no es compartido, en especial por la estructura pública.
Saben que si bien la actividad se favorece con la actualización del tipo de cambio, la devaluación del peso no es sustentable para el sistema económico.
Mientras el Gobierno asegura que está tomando las medidas necesarias para reducir el déficit del Estado, desde el sector privado se advierte que las altas tasas de interés y la inflación atentan contra cualquier modelo productivo.
Va por más Con el clima como principal aliado, el agro volverá a ratificar durante esta campaña que es el principal proveedor de divisas.
Todos los pronósticos auguran que la producción de trigo será récord. Y con una siembra que será la mayor de la historia, el maíz también pone proa hacia una cosecha jamás alcanzada. La soja también tendrá más volumen que en el ciclo pasado.
Además de estabilidad macroeconómica, en el campo esperan señales políticas que contribuyan a mejorar su eficiencia tranqueras adentro.
La necesidad de una nueva ley de semillas fue tema de conversación entre los productores que asistieron a la Agrojornada.
“En soja nos estamos quedando sin respuesta tecnológica ante adversidades climáticas. No así con el maíz, en el que la inversión e investigación en genética está reconocida con el pago por su utilización”, comparó un especialista en rueda con productores.
En la última campaña, cuando la sequía le pegó a la soja en el norte de Córdoba, el cultivo no fue capaz de mitigarla y llegó a rendimientos por debajo de los 10 quintales por hectárea. En cambio, el maíz se las arregló para dejar en las tolvas un volumen por arriba de los 60 quintales.