El negocio de la comercialización granaria, que ha sido históricamente el eje del sistema agroalimentario mundial, se ha modificado en sus raíces en los últimos 10 años; y tiende ahora a transformarse en una plataforma productiva nutricional de alta tecnología, centrada en las “ciencias de la vida”.
La compañía ADM (Archer Daniels Midland), el mayor “trader” granario de Estados Unidos y del mundo, compró este año Probiotics International (PIL), una productora británica de bacterias vivas que se utilizan como componentes de productos “saludables”, que puede considerarse un laboratorio avanzado de biotecnología, y pagó por ella 210 millones de dólares.
También adquirió por 1.800 millones de dólares la firma francesa Neovia. Se trata de un negocio especializado en la alimentación animal, poseedor de una amplia gama de patentes de última generación tecnológica referidas a la nutrición animal en sus diversas variantes.
La nutrición animal sigue las mismas tendencias que la alimentación humana, en lo que se refiere a la calidad y a la trazabilidad de sus componentes.
Cargill considera que el negocio de la comercialización granaria está históricamente terminado, a pesar de que la mayor parte de sus ingresos provienen de él. El año pasado, los ingresos de esta compañía superaron los 100.000 millones de dólares.
La razón de esta afirmación es que la tasa de retorno –nivel de ganancias netas- de esta actividad es decreciente en el mundo, y esto sucede a pesar de que los ingresos provenientes de este rubro tienden a aumentar.
El poderío –las ventajas comparativas- de los cuatro grandes “traders” granarios –que son ADM, Cargill, Bunge, y Dreyfus-, a los que ahora se ha sumado Cofco, la gran importadora china, se fundaba en dos factores estructurales que ahora han desaparecido.
El primero es que el monopolio de la información de toda la cadena productiva que poseían ha desaparecido, desde la producción primaria a los mercados, incluyendo la distribución, en todo lo que hacía a los precios de los commodities, el clima, los rendimientos agrícolas, y los flujos del comercio; y hoy todo eso está en Internet, al que hay acceso irrestricto e instantáneo.
El segundo punto es que los cuatro grandes “traders” financiaban a los productores primarios, y les compraban las cosechas. Ahora, ese lugar ha sido ocupado por el sistema financiero internacional, y la venta de productos agrícolas tiende a realizarse dentro de las cadenas globales de producción.
Los productores virtualmente se han independizado; y ahora el tiempo –los precios que ofrecen los mercados- juega a su favor, por obra de la información, multiplicada en su intensidad por la disposición de silo bolsas. Esto implica un manejo cualitativamente totalmente distinto del “cash flow”.
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El resultado de esta tendencia ha sido que los stocks de granos han aumentado en
Estados Unidos más de 40% el último año; y el sistema de silo bolsas como parte
de la capacidad instalada ha crecido más de 7% entre 2013 y 2017 en el agro
estadounidense (según el USDA).
Además, la producción primaria ha diversificado sus destinos; y ahora más de 40% de la cosecha de maíz norteamericana se dirige a las plantas de etanol y no a los gigantescos elevadores de granos de los cuatro grandes “traders”, como era tradicional.