“Llueve y pensás en sanidad de semillas trigo y cebada”, reza un tweet de la especialista en protección vegetal, Lucrecia Couretot. La cantidad de tormentas sobre el Litoral ha sido importante y se observan los próximos días con mucha inestabilidad. Frente a las condiciones climáticas imperantes, la importancia del tratamiento de semillas se hace más visible.
Se suma el dato reciente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires que estimó que la superficie de trigo podría crecer 3,5 por ciento y marcar un nuevo récord, si el régimen de lluvias que mejoró a partir de abril sigue registrándose. De acuerdo a la entidad, el año pasado se sembraron 5,7 millones de hectáreas con el cereal y la perspectiva para la campaña próxima a iniciarse es que esta cifra se incremente a 5,9 millones con lluvias favorables.
A la vez, según un reciente informe de la Bolsa de Cereales Bahiense, la cebada aparece como el cultivo de fina de mayor retorno económico. Aquí se prevé un incremento en la superficie de los cultivos invernales en hasta el 4% en el que incidirán las precipitaciones.
Por su parte, los datos que surgen del reporte Agrícola Quincenal de la Dirección de Estudios Económicos de la Bolsa de Cereales de Bahía Blanca, afirman que para el período que se inicia se prevén casi 1,45 millones de hectáreas (vs. 1,39 M/H de 2017/2018) en trigo y 690.100 hectáreas (vs. 670.000 Has. de 2017/2018).
En ese contexto, bien vale tener presente aquello de cuidar su cultivo desde el inicio, esto es, desde la propia semilla.
Lo que se juega en la semilla. Recordemos que la semilla es el principal agente mundial de los patógenos. Y ¿Por qué un patógeno que está en la semilla puede ser importante? “Siempre que hablamos de enfermedades nos referimos a que reducen la calidad de los productos, o de las semillas, o del grano, y por ello impactan en el rendimiento y en lo económico”, afirma la investigadora Mercedes Scandiani.
Hospedante, patógeno y ambiente cuando esos tres factores coinciden se produce la enfermedad. “No es magia, no ocurre de un día para el otro, por eso la importancia del monitoreo”, manifiesta.
¿Cómo se detecta el patógeno en un lote de semillas? Un método fundamental es el muestreo, y éste tiene que ser representativo. La localización del patógeno también es importante.
Fusarium, Bipolaris, Dreschlera y Alternaria son los hongos más importantes en las semillas de trigo y cebada.
“Las semillas contaminadas pueden afectar la germinación- refiere Scandiani- Entre Fusarium encontramos muchas especies más, mientras que Bipolaris es muy agresiva. Por su parte las Dreschleras no son tan competitivas”.
Monitorear siempre. Norma Formento, Fitopatóloga de EEA INTA Paraná, también se refiere a la importancia de la calidad de las semillas- esto es, sus atributos como el poder germinativo y el vigor- que junto con el curado de semilla, previo análisis sanitario considera fundamentales.
Luego está el tema de con qué se enfrenta la semilla cuando llega al suelo. “Se va a encontrar con toda una flora microbiana patógena, como puede ser pythium para trigo, muchas especies de fusarium, que provocan la podredumbre de las semillas, la muerte de plántulas…” Por eso, la fitopatóloga insiste sobre no dejar de lado una técnica que conjuga con la siembra directa, “allí donde la semilla cae en un sitio que no es el mismo que hace más de 20 años atrás”. Los altos inóculos en los rastrojos refuerzan esta condición.
Lograr la sanidad. Considerándolo y apuntalando la importancia en la sanidad de semilla de los cultivos de trigo y cebada, desde Adama Argentina, la Ing. Agr. Carolina Maune- Responsable de Desarrollo Técnico Zonal y líder del cultivo de trigo- recomienda la cura de cereales de invierno con SAVAGE, el fungicida curasemillas que combina la acción de dos familias químicas distintas: Triazoles e Imidazoles, logrando un amplio espectro en el manejo de enfermedades de suelo y semilla. Posee propiedades preventivas, curativas y erradicantes. De acción sistémica, es absorbido por la semilla y traslocado a través de la plántula, donde interfiere en la biosíntesis de la membrana celular del hongo mediante la inhibición de la síntesis de ergosterol. No afecta la germinación y gracias a su alta residualidad evita reinfecciones en los primeros estadios del cultivo.
Gracias a su gran performance en el control de manchas, carbones y Fusarium, Savage asegura la inversión desde el inicio.