El escenario para la exportación de carnes no podría resultar más apropiado. Estados Unidos está muy cerca de abrir su colosal mercado y avanzan a pasos agigantados las negociaciones con China y Japón. Y, sin embargo, algo podría entorpecerlo: la delicada situación del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).

Tras la decisión oficial de achicar la planta del organismo en 123 empleados en enero a lo que se sumaron otros 213 a principios de abril, no se extienden certificados para la exportación de animales, admitieron ayer los voceros de Senasa a Clarín.

Lo que está sucediendo puso en estado de alarma al sector privado. El último lunes hubo una reunión con directivos de los frigoríficos en la sede de CRA. Dardo Chiesa recibió a Gustavo Cal, directivo de la brasileña Minerva Foods, convertida en líder global en el negocio de carnes. También, a los representantes de la rosarina Paladini y hubo encuentros en paralelo con la Federación Gremial del Personal de la Industria de la Carne y su secretario general, José “Beto” Fantini.

Consultados, en el Senasa señalaron: “Estamos buscando que se abra un canal de diálogo pero no tenemos respuesta positiva aún. Sobre la operación, no hay ningún problema de inocuidad. Funciona normalmente la exportación de granos y todo lo vinculado a lo vegetal, salvo en la Patagonia. No funciona la exportación de productos animales, no por un problema en los puertos sino por la falta de certificación”, reconocieron.

Los voceros indicaron que “todos los controles en frontera funcionan normalmente y también en los puertos y en el aeropuerto de Ezeiza”.

Conducido por Ricardo Negri y bajo la órbita del ministro de Agroindustria Luis Miguel Etchevehere, el Senasa es un organismo de indudable importancia ya que vela por la sanidad vegetal y animal y sin sus certificados no puede entrar ni salir ningún producto vinculado a al alimentación en la Argentina. Más aún, el valor de sus certificaciones equivalen a US$ 60.000 millones al año por que implican exportaciones e importaciones de granos, carnes, frutas y verduras por ese valor. Es, además, muy reconocido en el mundo. Y tomado como ejemplo por muchos de sus pares. Otro dato: como las cerificaciones son pagadas por el sector privado el Senasa recauda $ 6.000 millones al año y es superavitario.

Ayer también se conoció una carta de los ex presidentes del Senasa durante la gestión kirchnerista. La misiva recibió críticas de otros ex jefes del Senasa que les achacan haber engordado el plantel del organismo sin gente idónea. Así, de 4.000 agentes lo llevaron a 6.000. La nueva administración ordenó primero un diagnóstico de la mano del ministro de Modernización, Andrés Ibarra. Cuentan que los encuestadores no estaban empapados sobre el organismo que estaban auscultando. Con ese diagnóstico, el vice jefe de Gabinete Gustavo Lopetegui, que tiene bajo su órbita a Agroindustria, decidió recortar la cantidad de contratados.

Por lo que trascendió hay problemas en Entre Ríos con 12 oficinas del Senasa cerradas y otro tanto pasa en las delegaciones de San Juan y Formosa. Hoy siguen las reuniones entre privados con la ilusión de proponer una salida.