Por primera vez, los productores tuvieron que lidiar en una misma campaña con dos fenómenos extremos: primero la inundación, hasta mediados del año pasado, que hacía temer por la suerte de la campaña de trigo en algunas zonas, y ahora la sequía, con un abrupto corte de las precipitaciones que viene desde hace cuatro meses y dejó la campaña con un final incierto. La estela del impacto por la sequía, no obstante, también se expande amenazante sobre otras actividades, como la ganadería de carne y la lechería.
¿Hay algo que se pueda hacer para amortiguar el golpe de la sequía? ¿Qué decisiones tomadas antes generan un alivio hoy? Al respecto, LA NACION consultó a Teo Zorraquín, de Zorraquín + Meneses; a Diego Sánchez Granel, CEO de Man Agro, empresa que siembra de manera diversificada unas 50.000 hectáreas en siete zonas productivas; a Guillermo Villagra, socio de Openagro; a Matías Amorosi, de Globaltecnos SA, y a Carlos de Ocampo, administrador de Lena SCA.
Para Zorraquín, el impacto que la sequía tendrá sobre el futuro de las empresas dependerá de cómo venía su "salud" económica y financiera. "No todas las zonas están igualmente afectadas", destaca. Además, acota otro elemento: el estado anímico del empresario. "En estas ocasiones puede suceder que el corto plazo no deje ver el largo plazo, lo que lleva a descapitalizaciones de las cuales puede costar reponerse a futuro y puede llevar a peleas entre socios o familiares que restan tiempo y hacen poner la energía en el lugar equivocado", contó.
Según Zorraquín, las empresas que venían con reservas solo harán algún ajuste de gastos o revisarán su plan de inversiones.
"Para aquellas que venían más ajustadas y esta sequía les quitó una buena parte de su producción es posible que deban modificar sus planteos productivos y financieros, como vender algo de terneros en lugar de novillos, disminuir la invernada de compra, achicar superficie arrendada para el próximo ejercicio, dejar de hacer inversiones previstas, achicar retiros empresarios, etcétera", dijo.
En Globaltecnos observan que los productores han frenado sus decisiones de compra de insumos mientras avanzan lentamente con la comercialización. "Con respecto al maíz, se venderá lo que se coseche temprano. La comercialización de soja está frenada por la incertidumbre sobre los rendimientos. Además, si se puede, se tratará de retener para venta más adelante, en el entendimiento de que habrá escasez del producto durante todo el año", señaló Amorosi. El experto precisó que hay productores comprando puts para la posición noviembre para ponerle un piso de precio a la suba de la oleaginosa. "Hoy se pueden asegurar 290 dólares como mínimo en un mercado muy alterado", precisó el especialista de Globaltecnos.
Detalló que otra decisión ligada a la suba del precio de la soja es fijar los compromisos de canje de insumos de la siembra gruesa 2017/18 que tenían precio abierto. "Están cerrando esas operaciones porque la relación insumo/producto es muy favorable para el productor de soja en 2018", afirmó.
Entre otras acciones, a nivel de los costos de producción, en Man Agro habían bajado densidad para los maíces de segunda y dejar de hacer fungicidas en soja y maíz. "El monitoreo y las muestras en cámara humedad daban baja presencia de inóculos", contó Sánchez Granel. El CEO de la empresa agregó: "Vamos midiendo los balances hídricos zonales, la confirmación de ambientes con imágenes satelitales para poder hacer la mejor estimación semana a semana de lo que nos está pasando. Además, validamos continuamente nuestros planteos técnicos, que son de alta tecnología, pero conservadores en el manejo del riesgo".
En un contexto donde hay contratos de alquiler acordados que se están replanteando, se prevén cambios en el mercado de cara a la próxima campaña. "Sabemos que el mercado, frente a estos dos años de extremos climáticos, va a volver fuertemente a los arreglos variables por rendimientos", precisó.
A Sánchez Granel le preocupa ver productores muy afectados por la inundación del año pasado y ahora por la sequía extrema. "Nos preocupa la visión del próximo año, donde el único negocio que se visualiza es una sojización extrema del país", apuntó.
Desde la firma Lena, De Ocampo señaló que su estrategia "siempre" es diversificar. En este sentido, comenzaron la campaña con mucho trigo y cebada donde había napa, con abundante fertilizante por el lavado previo de los suelos y aprovechando la buena relación fertilizante/grano.
"La mitad de la superficie con buenos suelos rotados se sembró con maíz de primera defensivo, con baja densidad, y el resto maíces tardíos. Sembramos soja de diferentes ciclos, pero en general, largos por ser más plásticos que los ciclos más cortos", explicó.
"Estas precauciones las tomamos en cada campaña, y aunque monitoreamos las napas continuamente nuestra meta siempre son pisos de rendimiento razonables sin apuntar a techos, algo complicado cuando las condiciones no son las ideales", agregó.
La firma no siembra en la zona núcleo, sino en el oeste bonaerense, el sudoeste, la cuenca del Salado, en el sur de Córdoba y en San Luis. Lo hace sobre campos propios y alquilados a largo plazo.
Entre otras decisiones, para ser menos dependientes del clima, hace años en la firma tomaron la decisión de estabular el tambo. "No dependemos del pasto y decidimos picar los buenos maíces tempranos que teníamos", dijo. También, en los campos de cría tienen defensas contra la sequía. "Hace años venimos adelantando la fecha de parto de los rodeos de cría y, por lo tanto, para enero ya tenemos destetado el 80% de los rodeos con kilajes promedio de 150 kg. Los que están por debajo pasan a un corral iniciador hasta que vayan a acompañar al resto a la recría en rotativos con alfalfa. La sanidad que acompaña al clima seco asegura un desarrollo posdestete excelente y se pueden recriar los terneros a un costo mucho menor que haciéndolo a través de la vaca si el forraje es escaso", explicó.
Opciones para la ganadería
Para Guillermo Villagra, socio de Openagro, en ganadería entre las estrategias hay que aliviar los campos debido a la poca disponibilidad de forraje. "Esto implica achicar la carga animal. El sobrepastoreo, junto con la sequía, puede generar pérdidas de plantas y comprometer las pasturas para cuando se normalice la situación", dijo Villagra.
Agregó que el control de especies "indeseables" también es importante por la competencia que generan por la poca disponibilidad de agua y nutrientes. Villagra precisó que, de ser posible, hay que suplementar los animales con rollos o granos, algo que genera, no obstante, un gasto excedente que no cualquier productor puede afrontar.
También hay que plantear pastoreos rotativos para permitir la recuperación de las plantas. Otro punto a considerar es el destete superprecoz. "Hay que ayudar a la vaca a recuperarse lo antes posible para que tenga estado para el servicio siguiente", explicó. Además, debe haber disponibilidad de agua para la hacienda en cantidad y calidad. Según aconsejó, hay que esperar a que se normalicen las lluvias y no apurarse a sembrar verdeos o cultivos de invierno hasta no tener los perfiles bien cargados.