De los hermanos Joesley y Wesley Batista, que con una grabación pusieron contra las cuerdas al presidente de Brasil, Michel Temer, por supuestamente haber avalado el pago de sobornos, se puede decir que se merecen el título de los reyes de la carne. Hicieron que esta compañía, creada en 1953 en Anápolis, Goiás, por José Batista "Zé Mineiro" Sobrinho, en ese entonces con una capacidad para procesar apenas cinco reses vacunas por día, en menos de diez años se convirtiera en una verdadera dinastía global para el negocio de las carnes con más del 50% del comercio.
Alcanza con ver algunos números. El año pasado, la firma facturó 50.162,4
millones dólares. Un salto del 4,6% respecto de 2015 y bien lejos de los 22.335
millones de dólares de 2012. La empresa tiene unidades productivas y comerciales
en 20 países y sus productos llegan a más de 150 naciones. Lo hace con 237.061
"colaboradores", según informaba a fines del año pasado.
Semejante imperio es un ejemplo de lo que hizo la industria brasileña con la carne. Salió a conquistar el mundo hasta convertirse en su principal abastecedor. Lo consiguió por impulso de sus empresarios y de generosos créditos que repartió el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes). Hoy, en medio de las acusaciones de corrupción que van de un lado a otro en Brasil, la misma policía está investigando un crédito que el Bndes le otorgó a la empresa JBS.
Sólo entre 2001 y 2006 la compañía expandió a 21 plantas frigoríficas sus
operaciones en Brasil y a cinco en la Argentina. Aquí llegaron en 2005 tras
comprar por 200 millones de dólares a la compañía Swift. En medio de cierres
forzosos por las restricciones a las exportaciones del anterior gobierno, la
caída en la oferta de hacienda y el desprendimiento de una unidad en Entre Ríos,
hoy tiene en funcionamiento una sola planta cerca de Rosario.
En la Argentina está entre los cinco principales exportadores de carne. El año pasado, según datos oficiales, fue el tercer exportador con un volumen de 21.411 toneladas peso producto (equivalente a algo más de 32.000 toneladas res con hueso) por 123,5 millones de dólares.
JBS desafió incluso las lógicas comprando otras marcas referentes en el negocio de las carnes. En Estados Unidos, no sólo se quedó en 2007 con Swift & Company, sino que allí luego entró en el negocio del pollo controlando Pilgrims. También se expandió comprando compañías en Canadá y Australia.