Es decir la transición al mes de diciembre está dejando atrás un aspecto que resultó un paliativo de la falta de precipitaciones durante noviembre. Las condiciones actuales instalan un régimen de temperaturas más agresivo, lo cual sin dejar de ser extraño para la época, presiona desfavorablemente sobre las actuales condiciones de humedad que predominan sectores con alta demanda pluvial (centro de CB, sur de la región pampeana).
El comienzo de diciembre muestra un mosaico de situaciones disímiles para el tránsito de la gruesa. Las lluvias del último fin de semana de noviembre emparejaron hacia arriba la disponibilidad de humedad en el norte de BA, buena parte de SF y ER, pero saltearon zonas muy necesitadas de lluvias, configurando un escenario que se ajusta más allá de lo deseable. Sobre el sudeste de BA, esto implica un atraso en las labores de las siembras de soja de primera, una zona que ya recibió el impacto de la falta de precipitaciones y los fríos tardíos sobre el potencial rinde de la fina. Para el centro de CB, la falta de lluvias también impide el avance de las siembras, principalmente sobre el oeste. Al mismo tiempo, en el este de la provincia donde la implantación de la soja pudo avanzar mejor, la estrechez hídrica vuelve más perentoria la necesidad de precipitaciones. Por lo pronto, las soluciones llegan de formaciones nubosas convectivas, de dispar desarrollo y sobre todo con mucha aleatoriedad en su distribución espacial.
En la actual campaña las variaciones pluviales intraestacionales, como vemos, siguen estando presentes, pero a diferencia del año pasado, no hay un factor de fondo que se preste como sostén de las precipitaciones en el largo plazo. Esto define un indicador de más incerteza para el desarrollo del resto de la campaña.
El enfriamiento del Pacífico Ecuatorial Central se ha sostenido. Sin embargo su intensidad sigue siendo insignificante y es difícil argumentar con este indicador como para justificar las zonas secas que se presentan por sectores en el ámbito de la región pampeana. Las últimas semanas se han mantenido con desvíos que siguen oscilando en torno a un estado de neutralidad. Como se aprecia en el mapa, en el promedio para las últimas cuatro semanas completas de noviembre, el enfriamiento se detecta sobre toda la línea de Ecuador. El mismo remite a una situación que supera en apenas unas décimas el nivel de neutralidad.
Sobre el océano Atlántico, no se detectan anomalías importantes en la temperatura superficial del mar. Alternan enfriamientos y calentamientos de menor escala, pero predomina una situación que puede considerase normal. Es decir al presente no hay condicionantes oceánicos que puedan ser determinantes de anomalías pluviales en la zona agrícola principal del sudeste de Sudamérica. Toda la variabilidad en la oferta de agua inexorablemente remite a las condiciones de la circulación de escala regional.
Bajo estas circunstancias, podemos decir como resumen, que es bueno que comiencen a reposicionarse masas de aire tropical. Esto es una condición necesaria, aunque no suficiente para mejorar la oferta de agua. Cualquier modificación positiva respecto de noviembre, además de probable, será bien recibida. Entendemos que el escenario pluvial tenderá a mejorar con el correr del mes, pero no se perfila un retorno a la sobreoferta generalizada que se dio durante el mes de octubre. Nos inclinamos a pensar que un escenario de gran escala, similar a aquel, se vería recién en febrero.