Cuando faltan semanas para el inicio de la siembra de soja, y en medio de la pelea con la oposición por la situación de la actividad económica en general, el Gobierno intenta instalar que las entidades del agro acepten postergar una nueva rebaja de las retenciones a la soja.

En diciembre pasado, cuatro días después de haber asumido, el presidente Mauricio Macri eliminó las retenciones a varios productos y las bajó del 35 al 30% para la soja. Según su promesa electoral, los derechos de exportación al cultivo debían reducirse cinco puntos por año, con lo cual para la campaña 2016/2017, a punto de sembrarse, tendría que concretarse otra disminución.

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De acuerdo a cálculos de la Bolsa de Comercio de Rosario, esa medida tendría un costo fiscal de unos $ 16.000 millones o el 0,7% del total de la recaudación del gobierno nacional para 2016.

El fin de semana pasado, el ministro de Agroindustria, Ricardo Buryaile, participó del acto inaugural de la exposición de la Sociedad Rural de Jesús María, Córdoba. Allí escuchó de boca del presidente de la entidad, Luis Picat, una frase que sonó a música para sus oídos. "Vamos a esperar en cuanto al tema de la quita de retenciones a la soja, ya que reconocemos que hay otras prioridades y somos solidarios", dijo.

La entidad que preside Picat está adherida en Córdoba a la Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona (Cartez), organización en la cual tuvo una fuerte influencia Néstor Roulet, ex presidente de la misma, actual secretario de Agregado de Valor y Nuevas Tecnologías y hombre que actúa en tándem con Buryaile en las distintas estrategias de Agroindustria.

Rápido de reflejos, en la exposición Buryaile agradeció el gesto de Picat y se comprometió a "transmitir al Presidente lo que usted ha dicho".

Sin embargo, antes de esa reflexión de Picat ya había existido una avanzada del ministro con ciertos dirigentes gremiales. "¿Cómo verían esto?", les habría dicho el funcionario, ofreciendo pasar para el ciclo 2017/2018 la rebaja que debería concretarse en 2016/2017. Ante esa pregunta del ministro de Agroindustria, un dirigente lo interrogó: "Si a las retenciones las bajás en 2017/2018, ¿en ese ciclo me bajás 10% [por las dos campañas acumuladas]..." Buryaile respondió: "No, te bajo 5 por ciento". El Gobierno no ofrecería nada a cambio de aceptar esa medida.

Ayer, Clarín informó sobre negociaciones en torno de la rebaja de las retenciones. Pero en el gremialismo rural no dieron una única respuesta en cuanto a este tema y prima el hermetismo. El presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Luis Miguel Etchevehere, fue tajante ante una consulta. "No podemos tomar posición sobre un trascendido, un rumor; no hacemos comentarios sobre hipótesis", dijo a LA NACION.

Desde Coninagro, Egidio Mailland, dijo que la entidad "no haría objeciones" a una postergación en la rebaja de las retenciones a la oleaginosa si eso "sirve para los problemas que tiene la Argentina, como en las economías regionales".

"En Coninagro tenemos muy en claro que las retenciones son un impuesto distorsivo que hay que ir eliminando, pero también somos conscientes de las urgencias de otros sectores", precisó el presidente de la entidad..

Por el lado de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), su presidente, Dardo Chiesa, expresó que la entidad "no tiene ninguna postura" todavía tomada sobre si aceptar o no el pedido del Gobierno.

"CRA no tiene ninguna postura [sobre postergar una baja de las retenciones a la soja]. Tenemos reunión del consejo (integrado por 16 confederaciones) el miércoles [por mañana] y las confederaciones tendrían que venir con algún tipo de opinión, pero no creo que lo resolvamos el miércoles", indicó.

Chiesa luego señaló que personalmente no podía arriesgar una opinión por CRA, pero remarcó: "Entiendo el reclamo del Gobierno, pero el productor que está a más de 600 kilómetros (de los puertos) tiene problemas; tengo productores que se caen del sistema".

En este sentido, el productor más necesitado por una nueva baja de las retenciones es el que produce en las zonas alejadas de los puertos. En el Norte, una reducción de los derechos puede aportar de 25 a 50 dólares más por hectárea, la diferencia entre ganar o perder en una campaña agrícola.