El lunes 30 se produjeron algunas lluvias más copiosas y generalizadas siempre dentro del contexto del comportamiento pluvial de mayo, es decir, precipitaciones que no superaron los 10 milímetros en la franja central del país. Las precipitaciones más importantes han quedado restringidas a los corredores del sudoeste de la región pampeana y el noreste de la Patagonia, con marcas que para la zona y la época son sorprendentes y que en algunos casos superaron los 100 milímetros.

En el recorrido completo del mes de mayo, gran parte de la zona núcleo quedó con acumulados inferiores a los estadísticos. Sólo en el noreste entrerriano y el sur de Corrientes, las marcas se acercaron a los valores normales con sumas de hasta 60 milímetros. En general este patrón seco fue favorable para escurrir los excesos hídricos, sin embargo como hemos dicho a lo largo del mes de mayo, el ambiente se mantuvo muy húmedo, poco favorable para apurar el atraso de la cosecha o hacer la trilla en mejores condiciones.

En conclusión el mes de mayo cerró con una vasta anomalía negativa en la mayor parte de la zona núcleo, claro está, no a niveles tan extremos como los desvíos positivos observados en abril. Como dato destacado las lluvias de mayo, representaron a gran escala entre el 5 y el 10 por ciento de los acumulados del mes de abril pasado.

El comienzo del mes de junio no muestra señales concretas de un cambio de ambiente significativo. Si bien se han mostrado corredores donde la nubosidad baja ha cedido, habrá que esperar al cambio de circulación que se instalará del domingo para perfilar una mejora más sostenida. Se prevé que los vientos del sudoeste sean predominantes entre domingo y lunes. Esto es un indicador que favorecería el secamiento de la masa de aire y en consecuencia una tendencia más firme hacia la aparición de jornadas con sol o cielos menos cubiertos.

Las reservas de humedad se mantienen en buen nivel y como decíamos la semana pasada, con lotes sin consumo y con el predominio de días con escasa insolación es muy probable que los suelos dispongan de mayor humedad que la que se podría esperar para las escasas lluvias de mayo.

Antes mencionábamos que la merma en la oferta pluvial de mayo ha sido más que oportuna para evacuar los excesos hídricos, pero está claro que el ambiente estuvo lejos de forzar retrocesos de agua en la parte superficial del perfil. Es decir, los lotes han mejorado su estado de tránsito por el escurrimiento y no tanto por el oreado generado a partir de las condiciones ambientales. Un dato no menor es que en la zona núcleo, a gran escala, la insolación promedio diaria del mes de mayo no superó las cuatro horas.

Salvando los problemas de piso por el laboreo inadecuado que los productores se vieron forzados a realizar durante la cosecha, los perfiles de suelo están aptos para recibir la implantación de la fina. No hay limitantes hídricas en este sentido.

El ingreso de aire frío durante la semana próxima puede definir un escenario más que favorable para las tareas que por sectores han quedado solapadas. Es decir, el final de la cosecha y el inicio de las siembras, se verían favorecidos por el eventual despliegue de tiempo más seco, sin que se descarte la aparición de las primeras heladas en la franja central del país. Esta irrupción de aire frio esperada a partir del domingo, tiene una mayor componente continental, un mayor tránsito patagónico, el cual impondría aire más seco al evitar la fuente oceánica. Este ambiente seco es ansiosamente esperado.

  • Por CCA - exclusivo Agrositio
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