El grupo alemán Bayer ofreció hoy US$ 62.000 millones para quedarse con la multinacional estadounidense Monsanto, lo que representaría, si se concreta, la mayor adquisición de una firma de los Estados Unidos por parte de una empresa alemana y constituiría el mayor conglomerado de agroquímicos y semillas del mundo con ventas superiores a los US$ 26.000 millones en esos rubros.
La conformación de esta megacompañía tendría efectos sobre la agricultura mundial que también se sentirían en la Argentina, donde ambas firmas operan según evaluaron especialistas consultados por LA NACION.
"Bayer es la número 2 de agroquímicos del mundo y se complementan perfecto. A tal punto que Bayer no tiene glifosato en su portafolio (Monsanto es líder en este producto). Un complemento perfecto", dijo Horacio Busanello, CEO de Los Grobo.
En este contexto, los expertos ya se preguntan qué pasará con los canales de venta que las empresas hoy tienen y si se unificarán o no los negocios de semillas y agroquímicos.
"Veo que los negocios de semillas y agroquímicos van a estar separados. Habrá mucho ruido en la definición de los canales de venta en la Argentina. En una fusión no podés mantener los dos canales de distribución ya que te sobra cobertura geográfica. Entonces, algunos van a quedar y otros no", señaló Busanello.
Para el CEO de Los Grobo, la operación significa un "choque de dos culturas" en el negocio y en la forma de manejarlo entre "el consenso a la europea versus el vamos por todo norteamericano".
"A largo plazo el éxito de la empresa dependerá de las habilidades del management para adaptarse e integrarse con una estrategia de acercamiento al productor", opinó.
Según Busanello, otro punto clave será observar qué deciden las autoridades regulatorias en los diversos países donde operan.
"No es menor el hecho que se construiría una empresa con una presencia dominante en el mercado y eso es un tema de preocupación para el funcionamiento transparente del mismo", remarcó.
Hace unos meses, Monsanto quiso comprar Syngenta, pero no lo logró y esa firma terminó en manos de ChemChina, empresa estatal de China. Luego hubo versiones de un interés de Monsanto por la alemana Basf. Ahora es a la misma Monsanto a quien quieren comprar, en este caso con la oferta de Bayer.
En tanto, para Eddy Fay, director de OCP y consultor, la operación ayudará a que se potencie la oferta de productos para la agricultura y las empresas que hay en el mercado se focalizarán en ofrecer cada vez más mejores productos.
"En el espacio de empresas del agro, se potenciaría la oferta de agroquímicos y semillas, donde ambas empresas son líderes. Se convertiría en la empresa más grande de agroinsumos. Esto ocurre después de varios movimientos en la industria, como la fusión de Dow Chemical y Dupont y la compra de Syngenta por parte de ChemChina", indicó Fay.
"Estas consolidaciones llevan a que el cliente, el productor, tenga una oferta de productos de parte de menos o pocos oferentes. Si bien en principio suena como una amenaza, terminará redundando en más expertos dedicados a que el productor maximice su producción, y para ello habrá competencia por tener el mejor producto, sea agroquímico o semilla", agregó.
En opinión de Fay, podría sobrevenir de parte de la nueva empresa una relación distinta con los productores.
"Un intangible de esta compra o fusión puede llegar a ser una relación distinta para con los servicios que brinde la nueva empresa, tratando de ser más europeo en el trato para con los clientes", destacó.
En su rediseño del mercado global entre los grandes jugadores tendría como primer grupo a Bayer-Monsanto, luego Dow-Dupont, después ChemChina-Syngenta y finalmente Basf. Vale recordar que todo el mercado de agroquímicos factura hoy 57.000 millones de dólares y el de semillas transgénicas US$ 21.000. En tanto, las semillas tradicionales, no transgénicas, mueven 19.000 millones de dólares.
Por Fernando Bertello para el Diario La Nación