El mercado de insumos agrícolas en el mundo se sacudió ayer con la oferta del grupo alemán Bayer para comprar en US$ 62.000 millones a la estadounidense Monsanto. Ese cimbronazo también se sintió en la Argentina
La oferta, la mayor de una firma alemana a otra estadounidense en la
historia, representa casi 15 veces el Ebitda (un indicador del beneficio bruto
antes de la deducción de gastos financieros, intereses de deuda, impuestos y
amortizaciones) de Monsanto en 2015 en el mundo. Sumadas, las dos compañías
pasarían a facturar US$ 26.000 millones en agroquímicos y semillas.
El año pasado, Monsanto quiso comprar Syngenta. Finalmente, esa compañía quedó en manos de la estatal china ChemChina. En 2015, además, se conoció el inicio de la fusión de los gigantes estadounidenses Dow y Dupont. Para Horacio Busanello, CEO de Los Grobo, Monsanto pasó en poco tiempo de ser "depredador a presa".
Puntualmente en la Argentina, Monsanto factura más de US$ 800 millones en
agroquímicos y semillas. El maíz es, según cuentan en la empresa, su mayor
negocio con 50% de las ventas. Luego sigue el herbicida glifosato y otros
productos para control de malezas (con US$ 377 millones en 2015 fue líder en
agroquímicos) y en las últimas dos campañas regresó al negocio de semillas de
soja con Intacta, su tecnología resistente a insectos hoy blanco de un conflicto
con el Gobierno y la dirigencia rural por el pago de un canon. Monsanto también
tiene algodón y, con la marca Seminis, comercializa hortalizas y frutas.
Según fuentes del mercado, en el país Bayer facturó el año pasado unos US$ 300 millones, de ellos US$ 208 millones con agroquímicos. Aquí no tiene glifosato ni semillas de maíz, pero es fuerte en insecticidas, fungicidas y herbicidas con alto grado de especialización, una diferencia ante Monsanto. En tanto, en semillas de soja, tiene la marca Credenz. "Son dos compañías que se van a complementar muy bien en sus portfolios de productos si la operación se hace. En la Argentina se va a dar un portfolio integrado en maíz y soja con una red integrada en la distribución", dijo Luis Mogni, consultor.
"Hay una combinación de portfolio de productos y lo que se advierte es una fuerte concentración en la industria. De 6 a 7 empresas vamos a estar con 3 o 4 en el sector", opinó Sebastián Senesi, director de la Maestría de Agronegocios de la Facultad de Agronomía de la UBA.
Para Busanello, la operación significa un "choque de dos culturas" en el negocio y en la forma de manejarlo entre "el consenso a la europea versus el vamos por todo norteamericano". Eddy Fay, director de OCP y consultor, opinó: "Estas consolidaciones llevan a que el productor, tenga una oferta de productos de parte de menos o pocos oferentes. Si bien en principio suena como una amenaza, terminará redundando en más expertos dedicados a que el productor maximice su producción, y para ello habrá competencia por tener el mejor producto, sea agroquímico o semilla".
Senesi señaló que, en cuanto a la imagen, hoy "Bayer tiene una relación más cercana con la sociedad y Monsanto de tensión". Por su parte, Mogni cree que podría sobrevenir, si se hace la operación, una posición "más conciliadora" para resolver el conflicto por la soja Intacta".