Además de ser el principal comprador mundial de soja, con 81,70 millones de toneladas durante 2015, lo que implicó un aumento del 14,4% respecto de 2014, China es el segundo productor global de maíz, con cerca de 224 millones de toneladas. En la actualidad las existencias chinas del cereal están entra las más elevada de la historia y son calculadas por Departamento de Agricultura de los Estados Unidos en casi 110 millones de toneladas. Frente a esa coyuntura, operadores del mercado internacional de granos vienen especulando con eventuales medidas que el gobierno chino podría tomar para descongestionar las elevadas reservas, que han deprimido los valores internos que reciben los productores. Entre ellas se mencionó la posibilidad de que China opte por incrementar sus exportaciones.
-¿Las elevadas existencias de maíz son un problema para el Estado? ¿Se
plantean la posibilidad de incrementar las exportaciones?
-El maíz es uno de los principales productos alimenticios de China, tanto para el consumo humano como para su conversión en carne. Entonces siempre tenemos existencias elevadas, porque es una forma de garantizar la seguridad alimentaria del pueblo. Por esa razón, si bien es cierto que el acopio de la cosecha y de las existencias implican un costo para el Estado, lo vemos necesario; debemos soportarlo. Así es que no vemos la actual situación como problemática. Y en cuanto a las exportaciones, normalmente China exporta muy poco maíz y no nos vamos a apartar de esa política (NdlaR el USDA prevé exportaciones chinas 2015/2016 por apenas 50.000 toneladas). No nos vamos a transformar en competidores de los actuales proveedores globales.
-¿Se plantean la posibilidad de restarle estímulos a la producción de maíz?
-Pese a las abundantes existencias de maíz, el Gobierno no piensa en desestimular la siembra del cereal, no obstante lo cual al principio de este año el Ministerio de Agricultura de China publicó una directiva para estimular el desarrollo del sector productor de papas. Posiblemente las papas se conviertan en uno de los principales alimentos de los chinos en un futuro no muy lejano.
-¿Cuál es la política oficial frente a la creciente utilización de semillas
transgénicas? ¿El consumidor chino demuestra preocupación por el uso de este
tipo de tecnologías?
-China tiene tres principios en cuanto a la tecnología transgénica: estimular la investigación; pasar pruebas científicas antes de la aprobación comercial y su entrada en el mercado, y garantizar el derecho de los consumidores a saber y a elegir. Es comprensible la preocupación de los consumidores, porque la historia del uso de esta tecnología es muy corta y todavía hay debates entre los científicos y opiniones muy distintas en los medios de comunicación. Por esta razón en China los alimentos que contienen algún ingrediente transgénico, por ejemplo el aceite comestible, debe estar rotulado como producto que contiene transgénicos.
-Pero sin embargo casi todo el volumen de soja que China importa es transgénico. ¿En ese caso no hay problemas con el consumidor?
-La soja transgénica que importamos se usa para elaborar el forraje necesario para alimentar animales. Entonces, al no ser un producto para consumo directo, no es un problema para el consumidor chino. Hasta el momento sólo sembramos con fines comerciales dos productos transgénicos: algodón y papaya.