La necesidad de abrir mercados para los productos agropecuarios argentinos es
una tarea que compromete por igual al Estado y a las diversas cadenas de valor
que integran el entramado de la agroindustria local. Frente a ese desafío, China
emerge como uno de los mercados más aptos para estrechar lazos comerciales,
sobre todo si se tiene en cuenta que su población es de casi 1400 millones de
habitantes. Y frente a esa necesaria comunión entre los países, LA NACION
entrevistó a Zhai Chengyu, que desde abril de 2014 es el consejero económico y
comercial de la embajada de China en la Argentina, entre cuyas funciones están
promover el comercio bilateral y las inversiones mutuas, e incrementar la
cooperación en materia financiera, monetaria, de infraestructura, en agricultura
y en transporte, entre otras áreas.
-¿Qué productos alimenticios argentinos le interesan a China?
-Todos los productos alimenticios argentinos pueden tener mercado en China, gracias a una población de casi 1400 millones de habitantes. Hoy día China es el primer mercado para los alimentos argentinos y la Argentina es la quinta fuente de productos agropecuarios de China. En 2015 el valor de las importaciones chinas de productos agropecuarios argentinos fue de 5900 millones de dólares, con un incremento del 12,7% respecto del año anterior.
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-¿Cuáles son hoy los principales productos importados?
-Durante el año pasado China importó 9,44 millones de toneladas de soja, lo que marcó un incremento del 57,2% respecto del año anterior. Además se adquirieron 525.000 toneladas de aceite de soja, con un aumento del 9,5%. Ese volumen de aceite representa casi dos tercios de la importación china de dicho producto, con lo cual la Argentina es nuestro principal proveedor. El mayor crecimiento interanual se registró en la importación de carne vacuna, dado que las 43.000 toneladas implicaron un aumento del 151,4%. Así, la Argentina es la quinta fuente de importación china y China, el principal mercado para la carne argentina. En el mismo sentido, las compras de carne aviar totalizaron durante 2015 unas 38.000 toneladas, con una suba del 37,9%, con lo que su país es el segundo proveedor para mi país. El año pasado también se elevó en un 19,1% la importación de vino, por un total de 5,14 millones de litros. Actualmente estamos negociando la apertura para los limones y las cerezas, pero hay muchos otros productos en etapa de negociación.
-¿Qué hace falta para lograr un mayor acceso de alimentos argentino en China?
-En el mercado chino de productos agropecuarios la competencia es intensa. La Argentina tiene que competir con los Estados Unidos, Brasil, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Chile y con Ucrania, entre otros países. Por eso, los precios son un factor importante, pero también lo son la promoción, la calidad, y el servicio.
-Además de las negociaciones en materia de alimentos, ¿existen otras áreas donde se esté incrementando la relación entre ambos países?
-Tanto China como la Argentina son dos potencias agrícolas mundiales. Ambos países pueden estrechar cooperaciones en temas como pesca; acuicultura; semillas; prevención y tratamiento de enfermedades; ganadería; transformación de productos agropecuarios; maquinaria agrícola, y construcción de infraestructura agrícola (riego, control de inundaciones, transporte fluvial y ferroviario, entre otras). Sobre esto último, por ejemplo, la empresa china CMEC hoy trabaja en la Argentina con la Administración de Infraestructuras Ferroviarias del Estado y con el Belgrano Cargas para mejorar las vías férreas que facilitarán el transporte de productos agropecuarios argentinos. En los últimos años las comunicaciones entre los gobiernos han sido muy fluidas.
-Ante la dependencia que tiene China de las importaciones de poroto de soja, ¿prevén elevar la producción de la oleaginosa?
-Nuestra cosecha de soja ronda normalmente los 12 millones de toneladas. Podremos variar levemente el área destinada a la oleaginosa, pero no como para preocupar a los exportadores. Además, en China las plantaciones son chicas, no como las que se ven en la Argentina o en otros países productores, y no cultivamos soja transgénica. Pero sobre todo, al no ser un alimento directo para el consumidor, la producción de soja no es una prioridad, como lo son el maíz y el arroz.
-¿La demanda de soja la prevén en constante crecimiento o consideran que tiene un techo?
-La mejora en la calidad de vida en China hace que cada año haya más gente que incorpora la carne a su dieta y eso eleva la necesidad de comprar soja para alimentar al ganado Hay que tener en cuenta que en China las carnes que más se consumen son la porcina y la aviar, en tanto que la carne vacuna es un producto caro, por lo que al crecer la clase media también tiende a incrementarse el consumo de cortes vacunos. Claro que también es una cuestión de precio. Si el valor de la soja es razonable las compras seguirán. En ese sentido, con la reducción de las retenciones y con la modificación del tipo de cambio, es posible que la Argentina pueda mejorar su competitividad y sus ventas.
-¿Qué capacidad de molienda tiene China en la actualidad?
-Hoy China tiene la capacidad de moler 160 millones de toneladas de soja por año, luego del aumento en más de 110 millones desde 2006, cuando la capacidad instalada china no llegaba a los 50 millones. Con compras cercanas a los 82 millones y con una cosecha propia de 12 millones, creo que la capacidad de molienda del país ya es suficiente.