Se presenta un Plan de metas inflacionarias, que requiere de una clara reducción del déficit fiscal y una mejora en su financiamiento. Los objetivos son normalizar la tasa de inflación argentina en 2017, equilibrando al sector público de manera gradual y conseguir una mejora en el Tipo de Cambio real. Como se verá, no hay shock; pero tampoco un gradualismo que haga perder la paciencia.

Se parte del supuesto que el Tipo de Cambio libre rondará los $/U$S 14 y se mantendrá cuasi-fijo hasta conocer el balance cambiario, luego del ingreso de la cosecha gruesa. En el segundo semestre, se acomodará ligeramente hasta alcanzar los $/U$S 15 a fin de año.

La inflación acumulada de enero a noviembre de 2015 fue prácticamente similar al crecimiento de la Base Monetaria, es decir 26,4%. El efecto de la reciente devaluación se transmitiría a los precios, con subas del 4% para diciembre de 2015 y de 3%, por mes, para enero y febrero de 2016. Es menester el mantenimiento de una política monetaria consistente con el logro de este objetivo.

El objetivo inflacionario, entonces, es un crecimiento de los precios del 13,4% en 2016; una sustancial reducción con respecto al 31,4% (provisorio) del año anterior. La inflación estimada para 2017 sería del 5%.

Hasta ahora, se unificó el mercado cambiario, se estableció una tasa de interés que estimula la demanda de pesos, se consolidó (en parte) el Balance del Banco Central y se promovió una política cambiaria de flotación sucia. Pero no se enunció un plan fiscal, no hay programa monetario cuantitativo, no hay metas de inflación y no se conoce aún el set de precios relativos (ni hablar del caso de las tarifas públicas) que provocaría el incremento de las inversiones, así como la certidumbre (o previsibilidad) a la hora de discutir la política de ingresos.

-El grueso del déficit público proviene de los subsidios económicos. Es posible bajarlo de M$ 234.000 a 120.000. La secuencia propuesta es la siguiente:

a) En febrero y marzo, se reducen un 40% las transferencias corrientes al sector energético y a las empresas públicas, manteniéndose el gasto de capital.

b) Entre abril y junio se avanza otro 20% de rebaja en las transferencias corrientes a energía y empresas y se reducen en un 40% las transferencias a transporte y otros subsidios a privados. Simultáneamente, se reducen en un 40% las transferencias de capital, a todos los sub-sectores. Se trataría de financiar inversiones, con recursos del mercado (no del Tesoro)

c) Entre julio y diciembre, las transferencias por todos los conceptos alcanzan a los M$ 6.800 mensuales, que son suficientes para subsidiar a 4 millones de familias, con $ 1.700 por mes, en lo que hace a sus consumos de servicios públicos. Los destinados a privados, pasan al área de gestión (y financiamiento) del Ministerio que corresponda. Sumando los tres grandes rubros detallados y agregándole un sistema de financiamiento público (canjes de Títulos y Letras) que prevea -en el corriente año- una baja en el costo del endeudamiento, por menor riesgo país, se pueden conseguir los ahorros suficientes para bajar el déficit financiero de M$ 320.000 a 140.000; de los cuales –como se dijo- un 57% se financiará con endeudamiento y el resto con emisión monetaria.

Por eso se enuncian las siguientes metas mensuales:

a) El endeudamiento público entre enero y febrero será de M$ 19.000 por mes; de 6.300 entre marzo y junio; 3.100 entre julio y setiembre y 2.500 entre octubre y diciembre. Total: M$ 80.000.

b) La Base Monetaria -promedio diario- de enero, debería rondar los M$ 600.000 y  crecer suavemente, a 617.000 en abril; 642.000 en julio; 652.000 en octubre y 660.000 en diciembre. Las nuevas reservas podrían ser compradas en operaciones de mercado abierto, para lo cual el Central cuenta con los MU$S 16000, de reciente canje. Esta meta puede reprogramarse, en base a las variables M1 o M2, una vez estabilizados los portafolios demandados por el público (multiplicadores bancarios más estables).

La pauta de un Tipo de Cambio nominal de $/U$S 15 -a fines de 2016- significa, si se cumple el plan de metas antiinflacionarias, una mejora del Tipo de Cambio real del 29,7% con respecto a noviembre de 2015 (el peor momento del atraso) y del 17,5% en relación a diciembre de 2014. Algunos la pueden considerar una mejora insuficiente, pero no debe olvidarse que, con un plan exitoso que produzca un desahorro de los dólares acumulados y un aumento en la demanda de pesos, resulta inevitable una baja del Tipo de Cambio Real de equilibrio. Ni hablar si se produce un shock inversor importante.

Se expusieron a grandes rasgos las líneas de un Plan de metas inflacionarias, que tiene cierto gradualismo, pero que produce una disminución sustantiva en el crecimiento de los precios, hasta alcanzar la normalidad macro de la economía argentina en 2017, cuando sólo quede un pequeño déficit fiscal remanente, que sería financiable si aumentara la demanda real de pesos, sin perjudicar demasiado a los sectores más dinámicos de la exportación, que requerirán -por un par de años- un Tipo de Cambio superior al de equilibrio de largo plazo.