Se critica a los productores por su presunta debilidad en establecer una acentuda tendencia en la comercialización de soja. Inquietas, las autoridades presionan para que los tenedores de esta mercadería aceleren su programa de ventas.

Si bien válida, la crítica no entiende la racionalidad del empresario agrícola. Frente a un mercado externo sobreofertado, los agentes de la producción doméstica lógicamente dosifican la entrega de mercadería.

Tal estrategia generalizada por parte de los productores resulta inteligente pues una entrada de mercadería demasiado voluminosa en los mercados internacionales empujaría a la baja de los precios en forma abrupta.

En definitiva, la Argentina es un jugador de primera en el concierto de las naciones.

Pese a ello, en las dos últimas jornadas el ritmo de ventas ha aumentado. Sin dudas,  lo que promueva las ventas proviene de la reciente depreciación de nuestra moneda. Hoy, miércoles, por ejemplo el dólar ha llegado al nivel de $14.

A consecuencia de ello, la soja ha logrado alcanzar el precio de $3.050 en el disponible local.

Mientras tanto el Banco Central ha preferido  -desde la finalización del cepo- mantener una posición expectante, sin mayor intervención en el mercado cambiario.

Vale, entonces,  estar en guardia pues el inminente acuerdo con  los bancos internacionales y la posibilidad de una intervención fuerte por parte del Banco, permitiría retornar al dólar a los valores de la semana pasada.

Aquel productor que apueste a ello, deberá considerar una mayor venta de soja en lo inmediato, si es posible.