Hace 30 días, financiados con dinero de los contribuyentes, y cumpliendo intereses políticos organizados en tierra durante meses, los tripulantes del velero “La Sanmartiniana”, en su mayoría militantes de agrupaciones K como La Cámpora, abandonaron su barco en medio de una tormenta. Dejaban atrás también una ilusión arriesgada. Apoyados en secreto por la Casa Rosada, su objetivo era adentrarse, sin permiso, en la más conflictiva parte acuática de la Argentina.
Las Islas Malvinas.
Así lo admitió en público el ideólogo de esta travesía, el Teniente de Fragata (R), Julio Urién (ver Página 17). En YouTube se puede ver una reunión preparatoria del viaje, en la que se explicita que la nave va “a Malvinas”.
El Gobierno no informó sobre el tema a pesar de que el viaje era conocido por las autoridades, dijeron fuentes de la Armada. Ocurre que el velero naufragó y terminó siendo capturado por una patrulla pesquera británica. Hoy está en Malvinas. Antes de que eso pasara, el 24 de septiembre, un avión argentino sobrevoló las cercanías de la zona de conflicto. Fue interceptado por un bombardero Typhoon de la Fuerza Área británica. El jet británico amedrentó a la aeronave argentina fuera del espacio aéreo bajo disputa. Clarín confirmó la situación con fuentes que conocen la trastienda del último viaje de “La Sanmartiniana”. Y también por el Gobierno británico.
“El Ministerio de Defensa puede confirmar que el 24 de septiembre, un avión Typhoon de la Fuerza Aérea Real despegó de la base de Mount Pleasant para identificar un avión desconocido que estaba cerca de las Islas Falkland, en el espacio aéreo internacional. El avión fue identificado y no entró al espacio aéreo controlado por las Islas Falkland”, señaló una declaración de Defensa británica que llegó desde Londres, tras una consulta de este diario. La fuente en Londres no quiso hacer más comentarios.
Las fuentes en Buenos Aires señalan que los supuestos dueños del velero usaron “ese avión” para rescatar “La Sanmartiniana”, lo que pudo haber terminado en un incidente militar grave. Clarín confirmó que el avión argentino efectivamente buscaba al velero K.
Además de algunos de los ex tripulantes de “La Sanmartiniana”, entre los pasajeros de la aeronave se encontraba Alejandro “El Mono” Da Milano, un marinero argentino que es considerado en la náutica nacional como el mayor conocedor de los mares del sur. Da Milano fue convocado por autoridades para que los ayude a encontrar el velero perdido.
El velero fue azotado por una tormenta el 15 de septiembre, cerca de la Isla de los Estados. Un buque pesquero fue en su ayuda, y lo remolcó con sus marinos a bordo. Al día siguiente, los tripulantes K decidieron abandonar su nave, a pesar de que seguía amarrada al otro buque: se pasaron al navío más seguro. Incluso el capitán K, Javier Vázquez. Abandonar un barco propio que es remolcado por otro, aun bajo tormenta, es considerado una maniobra inaceptable para quienes vinculan a la náutica con la valentía y la honorabilidad. Amigos de Da Milano afirmaron que tras escuchar lo que había pasado él no dudó en dar su veredicto: “Está en Malvinas”.
La historia oficial de “La Sanmartiniana” dice que el velero fue comprado al Club Naútico de San Isidro por Julio Urién, titular de la Fundación Interactiva para la Preservación del Agua (FIPCA). Pagó por él 90 mil dólares. Clarín confirmó con fuentes navales que esas afirmaciones no son ciertas del todo: el barco fue vendido sí en 90 mil dólares, pero quien la compró fue el Ministerio de Desarrollo Social, de Alicia Kirchner, insistieron las mismas personas que pidieron no ser identificadas. Habría pruebas notariales y bancarias al respecto.
Desde que se hizo cargo de “La Sanmartiniana”, Urién la reparó, a su modo, e inició una serie de travesías para dar a conocer un mensaje “nacional y popular” en puertos del país.
Una vez que se conoció que el velero estaba en las Malvinas, el Gobierno intentó despegarse del tema. Y La Cámpora buscó desmentir a Clarín, que vinculó al barco con esa agrupación. Urién, ascendido por Néstor Kirchner a Teniente de Fragata, y luego designado titular de Astillero Río Santiago, hizo declaraciones en contrario.
Por ejemplo, le admitió al diario La Opinión Austral, de Río Gallegos, que su travesía era parte del programa oficial Pampa Azul, financiado por la Casa Rosada para explorar el Atlántico Sur: “Por primera vez hay una política de Estado que va más allá de las 200 millas, éste programa Pampa Azul, impulsado por nuestra Presidenta, en el cual el Gobierno invierte”, y agregó: “. Tenemos convenios con el Ministerio de Defensa y Seguridad. Contamos con el apoyo de agrupaciones como La Cámpora, el Movimiento Evita, y sindicatos”.
La Presidenta definió en abril del 2014 al programa Pampa Azul como “estratégico”. “Les aseguro que en el mar está la riqueza. No solamente hidrocarburífera, sino alimentaria”, dijo. El Pampa Sur fue aprobado por el Congreso con un presupuesto mínimo de 250 millones de pesos. Lo manejan el Ministerio de Ciencia y Técnica, de Lino Barañao; el de Defensa, de Agustín Rossi; y la Cancillería.
El jefe de puertos de las islas, Malcolm Jamieson admitió al diario Penguin News que ha tenido algunas señales de que los dueños de “La Sanmartiniana” lo quieren recuperar. El procurador general de las islas, Peter Judge, aclaró que si eso no ocurre, el velero pasará a ser propiedad de la Corona inglesa. El barco, dijeron los kelpers, está en muy buen estado. Fue abandonado en una tormenta, un percance habitual en el Atlántico Sur.