Dos jornadas de debate, más de 20 expositores y una cobertura multimedia 360 que buscó llegar a cada rincón. ¿Para qué tanto despliegue? Para poner en agenda un tema clave para el desarrollo de la Argentina. "Economías regionales. De la crisis a la oportunidad" fue el lema de la serie de encuentros que organizó LA NACION junto con la Fundación Banco Ciudad, en el que la foto quedó clara. Leche derramada, fruta sin cosechar, pollo sin faenar y sobreoferta de vinos que no se exportan son sólo el comienzo de una lista de producciones castigadas por 12 años con medidas inclementes, cuyos principales ingredientes fueron alta inflación, cepo, falta de competitividad y trabas al comercio.
¿Cómo sigue la película? Es un gran "depende", sobre todo de las decisiones
que tome la nueva gestión. Pero el vaso medio lleno invita a pensar en un gran
potencial. Para Daniel Artana, de FIEL, no hay lugar para la continuidad.
"¿Continuidad de qué? ¿Del fracaso? En los últimos cuatro años la economía no
creció", disparó. Y advirtió: "Esto no lo van a arreglar con una devaluación
fiscal".
La radiografía de Rogelio Frigerio, presidente del Banco Ciudad, fue similar. "La moneda está mal, perdimos competitividad", sentenció. Y dijo que la situación es "desoladora" para las economías regionales. Por su parte, Ezequiel de Freijo, de la Sociedad Rural Argentina, aseguró que "la macro deterioró las producciones" y que, entre 2011 y 2015 se perdieron US$ 1300 millones entre baja de precios y medidas proteccionistas en los destinos.
Otro tema que quedó claro: la Argentina necesita salir del centralismo y
tener un diseño productivo en red. "Nos cuesta más llegar desde San Juan al
puerto que desde Buenos Aires al hemisferio norte", graficó José Chediack,
presidente de Grupo Phronesis. Por su parte, Guillermo Barzi, titular de Wines
of Argentina, dijo que hay 1200 bodegas en el país, y agregó: "Sobra vino y
algunos bodegueros debieron cerrar y volver a vender a granel". En tanto,
Gustavo Lazzari, de la cámara de chacinados, propuso suplantar el consumo
interno de carne vacuna por porcina, ya que "en el mundo están dispuestos a
pagarla US$ 15.000 por tonelada y se puede lograr un mayor ingreso de divisas".
Los tres reclamaron reglas claras, una menor presión tributaria y quitar trabas
al comercio.
El sector lechero no escapó a las generales de la ley: en la última década se perdieron 8000 de los 18.000 productores que había en el país. El dato lo aportó José Quintana, fundador de la consultora Economía Láctea. Lo mismo sucede en la industria avícola, que Carlos Sinesi -en nombre de las empresas procesadoras- describió como "una situación muy compleja", y el productor Felipe Carlevaro graficó primera persona: "Hace cinco años estamos en caída". Mientras, la situación de la fruta es una "tormenta perfecta", según Marcelo Loyarte, quien añadió: "Este año convino dejar la fruta en los árboles".
"No están desarrolladas las conectividades en el interior; no se aprovechan
los corredores bioceánicos", abonó el camino de la federalización José Urtubey,
de la UIA, quien compartió panel con Alicia Caballero, de la UCA, y Andrés
Chambouleyron, que recordó que se necesitan US$ 4000 millones en inversión en
energía.
La inequidad también se evidencia en el empleo. El país promedia los 18 trabajos privados formales cada 100 habitantes, pero en algunas provincias baja a 8 o 9, según describió Jorge Vasconcelos, del Ieral, quien dialogó con Dante Sica y Julio César Crivelli. En tanto, Santiago Sáenz Valiente, César Litvin, Carlos Abeledo y Nadin Argañaraz ahondaron sobre el sistema tributario local. Como cierre, Carlos Pallotti, de Argencon, y Fernando Vilella, de la UBA, dejaron una mirada optimista: la Argentina tiene los recursos naturales y humanos para salir al mundo.