La realidad de las economías regionales encarada desde distintos ángulos. Se tuvo una visión del tema en primera persona; también, un análisis sobre cómo ir de la crisis al cambio, y una revisión de las oportunidades de estas actividades en el mundo. Hubo de todo: desde la visión sombría pero esperanzada de los productores hasta el reclamo de un mayor federalismo, pasando por el énfasis en la posibilidad exportadora que depende de la retención de talentos, según la visión de un académico y la de un empresario.

Este despliegue de puntos de vista convergió en la segunda jornada del encuentro "Economías regionales. De la crisis a la oportunidad", organizado por LA NACION, con el auspicio de Fundación Banco Ciudad. Abrieron el juego Marcelo Loyarte, director ejecutivo de la Cámara Argentina de Fruticultores; Felipe Carlevaro, productor avícola; José Quintana, fundador de la consultora Economía Láctea, y Carlos Sinesi, gerente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas.

"Nuestro sector vive la tormenta perfecta -comentó Loyarte-. Tuvimos que dejar en las plantas 350 millones de kilos de peras y manzanas, porque eso era más conveniente que procesarlas y comercializarlas, ante la caída de rentabilidad que pesa sobre la actividad."

Por el lado de la lechería, no se pintó un panorama mejor. Quintana recordó que en la última década se perdieron 8000 productores lecheros, y ahora quedan solo 10.000. "Tuvimos en un momento un subsidio, que es bueno para el sector, pero el problema es que había mucha burocracia al momento de cobrarlo", se lamentó.

La actividad avícola está acuciada por bajos precios al productor integrado, representado en el evento por Carlevaro. "Lo que sucede es que cuando no te dan los números, lo primero que hacés es dejar de hacer lo que tenés que hacer, es decir, dejás de invertir en la granja", afirmó. Por su parte, Sinesi destacó que la situación es preocupante, porque se producen en el país 3 millones de pollos por día que tienen que venderse en la misma jornada. "Uno no puede tener al pollo mucho tiempo en la granja, porque hay que alimentarlo y eso implica más costo", explicó.

Detrás de esa desolación, apareció un rayo de esperanza. Esperanza que transmitieron todos los panelistas, basada en los recursos naturales que tiene el país, y que se expresó de la mejor manera en boca de Loyarte: "Tenemos un valle muy fértil, como en pocos lugares del mundo, un río que acompaña y condiciones óptimas para producir. Lo único que le pedimos al próximo gobierno es que nos ayude en los primeros 30 días a sacar la producción. Después, con menos impuestos y ajuste de otras variables macro, se puede salir adelante.

En segundo término, hicieron oír su voz José Urtubey, del Comité Ejecutivo de la Unión Industrial Argentina (UIA); Alicia Caballero, decana de la Escuela de Negocios de la Universidad Católica Argentina (UCA), y Andrés Chambouleyron, economista especializado en regulación de servicios públicos.

"Uno de los principales desafíos que tienen hoy las economías regionales y la industria en particular es el de encarar un verdadero federalismo en términos económicos", señaló Urtubey. "En la agenda que viene para la industria argentina será clave ver cómo descentralizar el motor de las economías regionales para, de esa forma, empezar a desarrollar la Argentina", acotó.

Chambouleyron coincidió con él y afirmó que hay asimetrías. "En el Gran Buenos Aires las tarifas de gas, electricidad y agua estuvieron congeladas durante los últimos 12 años, y eso es la fuente del gran déficit fiscal que tenemos y de la inflación." Y agregó: "Para recuperar la infraestructura en generación de electricidad, necesitamos US$ 4000 millones como para reponer las reservas que teníamos en los últimos años".

Por su parte, Caballero señaló que en la Argentina suele pasar que muchas veces hay graves problemas de infraestructura que limitan la competitividad, como la falta de buenas rutas para el transporte, la mala conservación de la cadena de frío o la falta de un buen sistema ferroviario. "Dado que las economías regionales tienen naturalmente un destino exportador, tenés que estar pensando en cómo llegar al puerto y del puerto al mundo. Muchas veces para las pymes todo este camino es realmente un trayecto muy complicado en la medida en que no sean ayudadas por los gobiernos", subrayó la académica.

El cierre estuvo a cargo de Carlos Pallotti, CEO de Argencon, y Fernando Vilella, director del Programa de Agronegocios y Alimentos de la Universidad de Buenos Aires (UBA). El primero de ellos habló sobre el presente y el potencial de la exportación de servicios basados en el conocimiento, mientras que el segundo expuso sobre el desafío del campo, no sólo como proveedor de productos primarios, sino como vendedor de alimentos elaborados que el mundo demandará hacia 2030.

A la hora de expresar cuál es para ellos el principal diferencial que tiene el país para poder explotar todo su potencial exportador, tanto en servicios como en productos agroalimentarios, ambos coincidieron en destacar el rol de los recursos humanos y la retención de talento argentino.

Las economías regionales dan mucha tela para cortar, ya que, aun en plena crisis, vislumbran el camino de la recuperación y el desarrollo.