Los "comités de cuencas" son otro de los blancos a los que apuntan los productores, además de la falta de realización de las obras hídricas pendientes. Con una regulación legal establecida por la ley provincial 12.257, son independientes del plan maestro del Salado. Todos los distritos tienen su comité de cuenca, pero el problema es que, advierten los especialistas del sector, "prácticamente no operan ni mantienen las obras".

Podrían ser una excelente fuente de información, intercambio y trabajo para ayudar a prevenir situaciones como las actuales en la provincia.

"Esos comités carecen de facultades decisorias que resulten obligatorias para la Autoridad del Agua, pero serían, si funcionaran como es debido y se reunieran con periodicidad con activa participación privada junto a los sectores públicos, excelentes fuentes de información, aportes técnicos, debates interjurisdiccionales y propuestas a la autoridad provincial", señaló Juan Pedro Merbilhaa, ex presidente de Carbap y asesor jurídico.

Lo que debería ser no ocurre hasta límites que, por ejemplo, se dictó una ley para crear una especie de "comité de cuenca paralelo" respecto del código de aguas de la provincia. Eso sucedió puntualmente para la cuenca del río Luján.

"El régimen creado por el código de aguas es antiguo, tecnocrático, de fuerte orientación estatista y el resultado ha sido muy malo, entre otras cosas porque hoy tenemos en la provincia una conducción político administrativa bicéfala, ya que la Dirección Provincial de Saneamiento y Obras Hidráulicas (Dipsoh) es el organismo técnico y profesional directamente dependiente del Ministerio de Infraestructura, mientras la Autoridad del Agua es un organismo con mayor capacidad de decisión y de reglamentación complementaria. Si bien depende indirectamente del Ministerio, es descentralizado y carece casi absolutamente de planteles profesionales y técnicos para la función que debiera cumplir. No extraña pues el desorden, y la disgregación que existe en materia de los comités de cuencas", abundó Merbilhaa.

Alejandro Borchex, coordinador del comité de Hidráulica de la Sociedad Rural Argentina (SRA), también se quejó. "Los comités de cuencas que están creados tienen un funcionamiento deficiente, ya que prácticamente no operan ni mantienen las obras. Los presiden los intendentes de la zona de la cuenca sin participación de los interesados directos, que son los productores rurales", señaló el ruralista.

Julio Daffunchio, ex presidente de la Sociedad Rural de Chacabuco, recordó que en una reunión de 2010 del Comité de Cuenca Río Salado B1, realizada en Monte, se habló de trabajar "otros aspectos más allá de las inundaciones, como los turísticos, comerciales y ambientales". En rigor, ese concepto se plasmó en un acta que generó el malestar de los productores.

"Desde 2005 a 2010 los representantes del campo nos retiramos; en un acta se comprobó mala voluntad en no haber figurar a los representantes del agro", contó Daffunchio. "En el acta figuró que era prioritario lo turístico más allá de las inundaciones", añadió.

Desfinanciamiento

En el caso de las obras para el campo, el cambio de especificad del fondo hídrico, que hizo en 2006 que antes que las zonas rurales comenzaran a privilegiarse las áreas urbanas, fue letal. Pero también lo fue el manejo del fondo.

En diciembre del año pasado, al prometer una reducción del 5% del precio en las naftas para el público para enero de 2015, el ministro de Economía, Axel Kicillof, ordenó bajar 20% las alícuotas en las naftas para el fondo hídrico. Para el diputado nacional Carlos Brown, del Frente Renovador, esa decisión hizo que hasta hoy el fondo perdiera una recaudación de $ 211 millones.

El diputado acaba de presentar un proyecto de ley para que se recomponga el fondo hídrico como estaba ya que, según estimó, a fin de año la pérdida de recaudación rondaría los $ 500 millones.

Brown pidió una "ejecución controlada y supervisada de los recursos provenientes del fondo de infraestructura hídrica para la exclusiva realización de las obras retrasadas o no iniciadas en cuencas imprescindibles, como las del Salado, Luján y Areco y para la planificación de la solución hídrica definitiva de la ciudad de La Plata, entre otras".

Un problema sin solución y cada vez mayor

170.000

kilómetros cuadrados

es la superficie en hectáreas afectadas para obras y que serían beneficiadas en la Cuenca del Salado

55 partidos

mejorarían su situación?en la región de la franja central y el noroeste bonaerense

25

por ciento

de la producción agrícola ganadera del país proviene de la zonaque se vería beneficiada por la finalización de las distintas obras hídricas pendientes

211 millones

de pesos perdió el fondo hídrico por la reducción de las alícuotas en las naftas para este recurso.