Aunque no se dispone de cifras oficiales, se estima que en esta campaña se
sembraron entre 160.000 a 170.000 hectáreas de girasol alto oleico en la
Argentina, alrededor de un 13% de la superficie total de la oleaginosa.
El girasol con alto contenido de aceite oleico, que tiene casi como único
destino la exportación, recibe primas que esta campaña alcanzaron sus valores
más altos. En su mayoría, las siembras se atan a contratos con entrega de la
producción a las aceiteras exportadoras y, en esta campaña, las empresas
tentaron a los productores al punto de agotar la disponibilidad de semillas con
estas características.
La pregunta que rige ahora es cuánto tiempo permanecerá la demanda. Algunos
consideran que seguirá presionando sobre los mercados durante los próximos años
debido a la caída de la producción de girasol europea y la combinación, en
simultáneo, de un incremento de la demanda de sus principales destinos.
“Ya en la campaña anterior, 2013/14, habíamos tenido un incremento de la
demanda, fundamentalmente de Europa y algunos países asiáticos, que cada vez más
ponen el foco en la alimentación saludable”, explicó Virgilio Perrella, de
Cargill.
A esa tendencia, que aparentemente se mantendrá durante los próximos años,
Archibaldo Salvador, de Syngenta, sumó que, “Europa está cambiando la normativa
relacionada con el etiquetado de alimentos procesados y a partir de este año las
compañías del rubro deberán hacer constar el tipo de aceite que utilizan. En
muchos casos se venía usando aceite de palma, que no es demasiado saludable y
puede ser que al consumidor europeo no le guste enterarse que lo está
consumiendo”.
Por su parte, “el mercado también está influenciado por un desbalance entre
la oferta y la demanda motivado por una baja producción de girasol alto oleico
en la última cosecha de los principales productores europeos, entre los que se
encuentran Francia y Alemania”, indicó Diego Lerini, de Molinos Río de la Plata.
Y agregó: “Los rendimientos de los híbridos alto oleico se acercan cada vez
más a los que se obtienen con los girasoles convencionales. Entonces, si se
considera la bonificación que en esta campaña es del orden de los 50 dólares por
tonelada y que el precio del girasol no tuvo una caída tan abrupta, como ocurrió
con otros granos, se tiene una ecuación que ofrece márgenes interesantes y que
tentaron a sembrar girasoles alto oleico”.
En este sentido, Pablo Ilarregui, líder en el cultivo de Dow sostiene que es
indudable que los productores prefirieron volcarse más a la siembra de
especialidades, como sucede también con el girasol confitero, ya que ambos
ofrecen la posibilidad de cerrar una ecuación económica interesante desde la
siembra.
Respecto a la perspectiva de que se mantenga este buen momento del girasol alto oleico, aún queda por definirse la reacción de grandes oferentes de girasol, como Rusia y Ucrania, los cuales pueden encontrar un incentivo en el cultivo.