Se aplicó un keynesianismo burdo y la más brutal esterilización monetaria (endeudamiento del BCRA), para lograr una re-flación muy dolorosa, que no se cura con hacer un poco de turismo (ya sabemos que la gente se da los gustos, cuando no puede aspirar a cosas trascendentes, como comprarse una casa). Consumismo, desinversión privada, atraso cambiario y re-flación, combinan con la mejor opción de negocios que existe, es decir tener un banco, para vivir de los que se endeudan y, entre ellos, del Tesoro y del Banco Central.
Los números del Tesoro en diciembre
Todos sabemos que, a fin de año, se pagan los aguinaldos y corresponde hacer el cierre de ejecución presupuestaria anual, por lo cual normalmente las necesidades del Tesoro aumentan más que proporcionalmente, si es que no se hacen las previsiones adecuadas. Nuestro Tesoro no las puede hacer porque siempre está en desequilibrio y desde, por lo menos, junio de 2014, el déficit se ha vuelto una política deliberada, junto con el atraso cambiario, para mantener un elevadísimo nivel de gasto público en términos reales y, a la vez, aumentar la recaudación artificialmente, por el uso y abuso de tributos distorsivos que nunca admiten deducciones ajustables.
Ahora bien, lo que pasó en diciembre llama mucho la atención: algo sabíamos del desaguisado, porque la Base Monetaria se había expandido en más de M$ 53.000, de los cuales casi 33.000 tenían como “factor” el Sector Público. Apenas un 20% de la emisión tenía como destino pases al sistema financiero, que tiene fuertes necesidades estacionales ya que aumenta la demanda de liquidez por aguinaldos y vacaciones. También sabíamos que habían comprado, en términos netos, algo menos de MU$S 900 en divisas (tercer factor). Pero no esperábamos el resultado base caja del Tesoro, que finalmente tuvimos:
- El déficit primario excedió los M$ 23.300 y el financiero casi alcanza los M$ 31.900. Ahora bien, las transferencias de los institutos de seguridad social, el PAMI y fondos fiduciarios, fueron por casi M$ 7.500, lo que eleva en dicha cifra los verdaderos desequilibrios.
- Anualizado, el déficit primario más las transferencias, implican el equivalente al 10,0% del PBI. Para el caso del desequilibrio financiero, llegan al 12,8% del PBI.
Cinco y después, siete
El descontrol fiscal se agudiza dramáticamente, sobre todo en los últimos siete meses del año. Así, el Central emitió, para financiarlo, M$ 161.508 durante 2014, con 21.300 aproximadamente, de promedio, en dichos siete meses, lo que contrasta con los M$ 12.320 de los primeros cinco meses, es decir, M$ 2.464; por mes. Es decir que las necesidades de financiamiento monetario se multiplicaron 9,4 veces.
De la emisión de Base durante el último año, el 56,6% se justifica por la compra de Reservas, aunque parezca mentira. Pero el Banco Central aumentó la colocación de Títulos en más de M$ 94.000 y, aún así, apenas logró absorber el 59% de la expansión que tiene como factor el Sector Público.
La política de endeudar al Banco Central no pudo continuar, ya que la Institución se aproximó a un stock de deuda que asfixia la creación monetaria destinada al sector privado. No en vano las cuentas de pases y redescuentos, del Central, destinadas al sistema financiero y, por ende, a la economía privada –al menos en parte- sufrieron una merma de casi M$ 27.000.
Este argumento, junto con la mejora de la recaudación de impuestos distorsivos y el atraso cambiario, fueron los causantes de la recesión que se impuso sobre la economía, pese al deseo oficial de gastar para reactivarla, una de cuyas más claras expresiones, es el aumento del 72% anual en creación de Base destinada al sector público.
Lo que se diría, un keynesianismo primitivo de aplicación imposible, que redunda en que las LEBACs, hoy, representan el 66% de la Base Monetaria, cuando un año atrás apenas significaban el 30.9% de la misma. ¿De qué sirve el keynesianismo estéril, si estamos en presencia de la política monetaria más contractiva, para el sector privado, de que se tenga memoria?.
El sistema financiero proveyó apenas 19,5% más de préstamos al sector privado, un porcentaje muy inferior a la inflación observada, porque se dedicó, básicamente, a prestar sin esfuerzo, al Estado Nacional. Los créditos hipotecarios y prendarios tienen una variación anual del 8,4 y 2,0%, respectivamente (nada) y sólo las tarjetas de crédito crecieron a un nivel parecido a la inflación (en realidad un poco más, es decir el 34,8%) básicamente porque las tasas de interés o el costo financiero total duplican, por mes, a la inflación en cualquiera de sus mediciones.
Así termina el keynesianismo infantil: los bancos trabajan, muy poco, pero con alta rentabilidad prestándole al Estado (hoy el Spread entre la tasa pasiva a depositantes y la activa cobrada por las LEBAC es, por lo menos, de 8 puntos anual, mientras que como dijimos, el crédito que más atrae a los bancos –tarjetas- rinde una tasa efectiva mensual el 3,87%, tal como reza el dorso de mi resumen de tarjeta. .
SEPARATA:
Los números del Tesoro en 2014 (sección aburrida).
Presentamos a continuación, aunque sea aburrido, tristes indicadores del nivel de desaguisado fiscal, en 2014:
- Los Ingresos Corrientes crecieron 42,5% (no les fue tan mal) mientras que los Gastos Corrientes lo hicieron un 44,8%, destacando entre éstos la cuenta Remuneraciones (40,9%) y Bienes y Servicios (43,4%). El Tesoro pagó Deudas por el 69,4% más, en tanto que las Transferencias Totales crecieron 52,6% y, entre ellas, las destinadas al Sector Privado lo hicieron un 59,1%. Destaca el incremento del 159,4% en el Déficit Operativo de las Empresas Públicas.
- Decíamos que no le fue mal en los ingresos, ya que los Tributarios, que recibe el Tesoro, crecieron un 39,3%, un nivel claramente superior a todas las expansiones monetarias que uno pudiere medir. La prevalencia de impuestos distorsivos, la suba de los precios de los combustibles, el deterioro del Mínimo no Imponible del Impuesto a las Ganancias y las Retenciones y Percepciones de IVA y Ganancias al comercio exterior, ayudaron a la AFIP a mostrarse muy exitosa. Una pena que, los ingresos de la Seguridad Social crecieran al nivel de la inflación (30,9%), porcentaje inferior a lo que subieron las prestaciones (33,6%).
- Los Gastos de Capital aumentaron 44,7%, observándose en la Inversión Real Directa un 32,1% de suba. Las provincias (preferentemente las amigas) recibieron 42,3% más por Transferencias de Capital.
- El Desequilibrio Primario, sin deducir las Transferencias del Central y de la ANSES; creció 71,5%. La suba fue de 96,3% si se agregan dichas “Rentas de la Propiedad” (SIC), que subieron ¡103,8%!, hasta alcanzar el 3,3% del PBI. El Banco Central aportó 2,2% o sea 2/3 de la suba, mientras que el Sistema Previsional lo hizo con el 1,1% (el tercio restante).
- El Déficit Financiero, computando como tal a las Transferencias, creció 86,3% hasta alcanzar ¡6,2% del PBI!, del cual algo más de la mitad viene financiado por el Banco Central y la ANSES y el resto por la aplicación de impuestos distorsivos.
- El Resultado del Sistema Previsional, en términos corrientes, o sea sin computar el Fondo de Garantía Solidario, empeoró en un 48,2%: su déficit corriente equivale a 1,7% del PBI.
- A las provincias no les fue tan mal ya que recibieron Transferencias totales del Tesoro, muy por encima de la inflación (37%), con subas del 24% en las Corrientes y, como se dijo, del 42% en las de Capital, seguramente a las más amigas.
- Tampoco fue muy eficaz el keynesianismo burdo, en la Inversión pública, ya que los Gastos de Capital, si bien crecieron nominalmente 44,7%, en términos del PBI pasaron apenas del 3,3%; en 2013 al 3,5%; en 2014.
- Está claro que las Remuneraciones, el Gasto Corriente y el Gasto de Capital, lograron subir por encima de la inflación, de la creación de liquidez y la devaluación, lo cual significa que el Estado participa cada vez más en la actividad económica, con los conocidos resultados en materia de re-flación. Ahora bien, ¿quién se lleva la palma?:
- a) las Transferencias Totales al Sector Privado crecieron 59,1%, lo que implicó que pasaran del 5,6 al 6,6% del PBI.;
- b) las destinadas a los Sistemas de Atención Social crecieron al 47,1%, con lo cual el neto de “privadas menos sociales” (injustos subsidios a tarifas), creció 62,6% pasando de del 4,3 al 5,2% del PBI; c) si se agrega el Déficit de las Empresas Públicas, que pasó del 1,5 al 1,9% del PBI, se consigue que las Transferencias, incluido el Déficit de Empresas, (exceptuando lo social), crecieron 70,1%, pasando del 4,7 al 5,9% del PBI.
¡Nada les es suficiente, para estar cada vez peor!
¿En qué terminó el keynesianismo burdo?.: en transferencias, generalmente muy injustas, por el equivalente al 5,9% del PBI (recuérdese que al final del gobierno de Alfonsín, por la misma razón, es decir deterioro tarifario y pérdidas de Empresas Públicas se había llegado al 5% del PBI y, como el BCRA no podía aumentar la demanda de dinero, ni era factible indexar la recaudación en un contexto inflacionario, fuimos a la hiper).
¿Por qué no nos vamos a la hiper, si la situación fiscal y su financiamiento es prácticamente tan escandalosa como en el final del gobierno de Alfonsín?. Simplemente porque el Banco Central aplicó una política monetaria (que ya le ha dejado de dar resultado) que, combinada con las distorsiones tributarias y el gasto improductivo, generan la re-flación que todos padecemos, aunque principalmente la sufre el sector privado productivo. Por algo han caído 11% las exportaciones y más de 20% las ventas de autos y las operaciones inmobiliarias, mientras el Estado se vanagloria de sus logros recaudatorios.
Por Lic. Jorge Ingaramo
Fuente: Años de Campo