Seis silobolsas con unas 250 toneladas de granos cada uno fueron destruidos en Oliva, una localidad ubicada 100 kilómetros al sudeste de Córdoba.
El ataque se produjo en tres campos de tres productores distintos en la madrugada del 24, en vísperas de Navidad. Dos de los establecimientos están a 3000 metros de la ciudad, sobre la autopista Córdoba-Rosario, y el tercero, a no más de seis kilómetros, al Oeste.
Con estos hechos, Oliva acumula un récord: desde agosto pasado ya son 21 los silobolsas rotos a productores.
"Los rompieron de punta a punta para obligar a la carga y venta de la mercadería", contó a LA NACION Gabriel De Raedemaeker, vicepresidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona (Cartez), con sede en Córdoba.
De Raedemaeker señaló que los tres productores afectados habían pedido que no trascendieran públicamente sus nombres. Sin embargo, en todos los casos hicieron la denuncia policial por los ataques. De los seis silobolsas destruidos uno tenía soja; tres, trigo, y dos, maíz. La mercadería fue recogida, aunque con un costo logístico importante por la maquinaria requerida para la tarea.
En el sector creen que las críticas del Gobierno a quienes retienen soja podrían haber influido como disparador entre quienes cometieron los hechos vandálicos.
"Realmente es difícil marcar a alguien, pero si desde el gobierno nacional bajan un mensaje permanente de demonizar al sector y a los silobolsas, hay grupos juveniles que pueden ser ideológicamente vulnerables, tomar ese mensaje y salir a hacer un daño pensando que le hacen bien al país", expresó el vicepresidente de Cartez.
Aunque De Raedemaeker lo negó, algunas fuentes deslizaron la posibilidad de que hayan sido transportistas molestos por el poco trabajo que tienen.
La cantidad de bolsones rotos podría haber sido mayor debido a que había más almacenados en uno de los establecimientos. La presencia de un contratista de aplicación de productos fitosanitarios que advirtió la situación al aproximarse al lugar hizo que los atacantes no causaran más daño.
De 12.000 habitantes, en Oliva hay poco más de 200 productores. Muy pocos se quedaron con soja almacenada y otros la canjearon por insumos como semillas, fertilizantes o herbicidas. Los que tienen trigo en bolsones de la actual cosecha es porque no lo pueden comercializar por la falta de compradores a causa de la intervención del Gobierno en el mercado, que al cuotificar las exportaciones impide una competencia permanente entre molinos y exportadores.
"Lo que está de trigo en bolsa es porque es imposible la comercialización. Una situación similar pasa en maíz. La misma intervención del Gobierno te lleva al silobolsa. Al trigo no te lo recibe nadie si no es con un destino de venta y con cupo. El mercado interno está colapsado", precisó De Raedemaeker.
En octubre pasado hubo ataques similares a silobolsas en La Pampa, Cañuelas y en Idiazábal, Córdoba.
En Oliva piden más seguridad al gobernador José Manuel de la Sota para frenar esta ola delictiva en la zona rural en los últimos meses. "Pedimos que se disponga de una patrulla rural. Faltan efectivos y móviles para recorrer los campos por la noche. Acá la patrulla rural no existe; hay un móvil que se destina cada tanto. También pedimos que se investiguen los hechos", remarcó el vicepresidente de Cartez, oriundo de esa localidad.