Parece un retorno a lo que, parafraseando a Néstor Kirchner, sería "un país normal". Donde los empresarios opinan a qué principios rectores convendría atenerse, sin proponer políticas sectoriales o medidas específicas.
El kirchnerismo más radicalizado jamás habría aceptado semejante diálogo. De hecho, no lo hizo. Para ellos, escuchar que los precios deben formarse en mercados transparentes y sin distorsiones habría sido rechazado como "neoliberalismo" o como "pliego de condiciones". Actitudes que claramente una parte significativa del peronismo ya no está dispuesta a acompañar.
Es interesante ver también que muchos de los empresarios que aparecen ahora tratando de lograr consensos básicos sobre los que se construyan el progreso y el desarrollo no sólo se han enfrentado con la actual administración. También han sabido tener diálogo o han hecho observaciones en un tono que no despertara las iras gubernamentales y sus inútiles batallas dialécticas.
El foro es también una respuesta a quienes piden mayor compromiso social a los empresarios. Que son los que han dicho que no sólo hay que atraer inversiones, sino que no habrá desarrollo y movilidad social ascendente sin mejor salud, educación y combate al crimen.