A medida que avanzan los días en el calendario, los productores de nuestro país continúan teniendo todo tipo de complicaciones para poder desarrollar los trabajos de preparación de la tierra y siembra de los granos denominados de la cosecha gruesa. El clima continúa haciendo de las suyas, con tormentas de ocurrencia cercana entre una y otra, con importante caída de agua, granizo y fuertes ráfagas de viento, hacen inviable la posibilidad de avanzar con las tareas de siembra de girasol, maíz y la soja.

Desde que comenzaron a preparar los terrenos para poder realizar la siembra de las semillas, el clima se puso complicado, generando demasiada humedad edáfica con todavía días cortos, con poco sol y temperaturas bajas. A medida que pudieron ir sembrando, el exceso de lluvias con alto caudal de líquido ocasionó escurrimiento de los campos hacia las zonas bajas, llevándose en muchos casos las semillas consigo. Esto hizo que algunos productores tuvieran que realizar la siembra nuevamente, con el consabido aumento de los gastos en ese lote.

Además, siguen los inconvenientes de los caminos vecinales anegados, desmejorados, rotos y/o intransitables (especialmente en la provincia de Buenos Aires). De esta forma, algunos chacareros tenían en buenas condiciones sus campos como para poder ser sembrados, pero las máquinas no podían llegar por la problemática de los caminos antes mencionada. “Si alguna fábrica inventa una sembradora helicóptero, se llenaría de plata” decía con humor y hartazgo un productor de Tres Arroyos, al sur de la provincia de Buenos Aires. Y para colmo los pronósticos para los próximos meses siguen indicando que las lluvias continuarían y en algunos momentos y zonas con tormentas virulentas con gran cantidad de agua caída. Características típicas de un fenómeno climatológico del niño.

Por eso seguimos estimando que el área de girasol será menor a la del ciclo anterior, como así la del maíz. Esta decisión de sembrar menos pasa primordialmente por los resultados económicos negativos que se generarían al cultivar ambos granos, pero también por los problemas climáticos. Los hombres de campo están intentando esperar hasta último momento para sembrar antes de tener que devolver las semillas por otras de ciclos más cortos o directamente cambiarlas por semillas de soja.

En relación a lo que ya se encuentra sembrado y teóricamente la cosecha debería comenzar a mediados de noviembre como es el trigo, la cebada, la avena y el centeno, estos cultivos se encuentran también sufriendo el exceso de agua o de humedad de la tierra. Ya hay lotes con ataques fúngicos por este exceso de humedad.

Algunos productores están viendo un escenario ideal para la paratión del tan temido “Fusarium”. Enfermedad fúngica que hizo estragos años atrás, especialmente en los trigales. Tal fue la afectación, que las cámaras arbitrales tuvieron que crear un estándar de trigo forrajero (por el Fusarium) para que los chacareros pudieran dar salida a su producción.

Todos miramos hacia arriba esperando que el Tata Dios “acomode” el clima de acuerdo a la época del año. Pero parece que este final del 2014 será para recordar por muchos años.