Esta semana volvió a la picota la vieja idea que tiene el gobierno nacional desde lo que ocurrió con la famosa Resolución 125. Es la de crear un organismo similar al viejo IAPI de la época de Perón de los años 50 o de la Junta Nacional de Granos de las décadas del 70 y 80.
Cabe destacar que cada vez que comienza a transcurrir el segundo semestre del año cuando naturalmente disminuyen las ventas de granos y por ende las liquidaciones de dólares por parte de los exportadores, algún sesudo funcionario de escritorio reflota la “maravillosa” idea de crear un ente estatal que se dedique a comprar y vender granos y subproductos. De esta forma, entienden que si los productores no venden a los compradores tradicionales, sí le venderán a este organismo porque teóricamente pagaría mejores precios o al menos más altos que los que paga la exportación y la industria.
Pero verdaderamente el objetivo principal del posible funcionamiento de este ente es generar ventas de granos al extranjero para poder realizar el ingreso de divisas y generar dólares en concepto de retenciones a las exportaciones que entrarían directamente a las arcas del fisco.
Lamentablemente esta idea se viene pensando, pergeñando e intentando llevar adelante desde el año 2003 cuando el presidente de ese momento quiso desarrollarla para poner en marcha este proyecto. Pero siempre tuvo una devolución negativa por parte de todos los que componen la cadena comercial granaria.
Cabe destacar que en aquel año 2003 el que se encontraba muy entusiasmado para que se armara este organismo era el presidente de la Federación Agraria. Según cuentan los que saben, la máxima autoridad del país le habría prometido a Don Buzzi ser el primer Presidente del Organismo Comprador de Granos. Por eso su entusiasmo en defender a capa y espada la creación de este ente burocrático y anacrónico. Al pasar el tiempo, y viendo que no se concretaba el proyecto y que no le darían ningún cargo, el representante de los chacareros migró hacia el rumbo ideológico de las demás entidades, que comenzaban a ponerse en lucha contra la conocida 125. Pero ahora, vemos cómo Don Eduardo vuelve al candelero manifestando su entusiasmo y apoyo a la creación de la Mesa de Granos (titulo propuesto para el nuevo engendro burocrático). Situación que a algunos le llama la atención, sin considerar las idas y vueltas que ha tenido el personaje en cuestión.
Pero volviendo a esta Mesa de Granos, consideramos que será muy difícil su implementación, ya que la ex Junta Nacional de Granos tenía en su momento delegaciones en todo el interior del país, como también silos en las terminales portuarias y en las principales ciudades cercanas a los epicentros productivos. Hoy todo eso no está en manos del gobierno y su construcción e implementación sería casi imposible. Además, a todos nos queda el recuerdo del IAPI –contado por nuestros abuelos y padres- y de la Junta Nacional de Granos, organismos que habitualmente habrían servido para aglutinar todo tipo de hechos de corrupción. “La Junta compraba caro y vendía barato, “ayudando” a sus amigos de la exportación o molineros” decía un veterano operador en los pasillos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Cuanto más se intente intervenir en los mercados, menos transparentes se hacen, generándose disparidades injustas en los precios que recibe el productor. Que existan organismos de control es una cosa, pero entes de intervención directa es otra muy distinta.
“La mesa está servida”. ¿Invitarán a todos los que deberían estar?
Como decía mi abuela: “Es mejor sentarse a la mesa, que estar en el menú”.