Como se sabe, los años setenta volvieron a ocupar el presente debido a los esfuerzos del Gobierno por alimentar la mitología K. Pero ahora, y gracias a la nueva ley de Abastecimiento, también es parte de las preocupaciones de los productores. Con la frustración de volver a tropezar con la misma piedra Atilio Carignano, presidente de la Sociedad Rural de Jesús María recuerda los camiones jaulas con novillos gordos que se incautaban en el gobierno peronista al comienzo de esa década en la provincia de Córdoba bajo el amparo de la ley de Abastecimiento y funcionamiento de los precios máximos. "Fui uno de los tantos testigos del accionar discrecional de un organismo provincial de Industria y Comercio en los remates-feria, en las rutas, donde se apropiaban de hacienda que luego faenaban en frigoríficos de la ciudad de Córdoba. Por supuesto que los damnificados nunca cobraban nada y todo terminaba siendo un negocio muy turbio de unos pocos".
Sea por las experiencias pasadas o por el sentimiento de indefensión ante una ley que serviría como instrumento para intervenir y multar los acopios de granos, según lo expuesto por la diputada kirchnerista Diana Conti en el debate legislativo, lo cierto es que los productores encontraron esta semana un nuevo motivo de sobresalto.
Cerca de 150 productores de Bragado protestaron en la ruta 5 con carteles que, en rechazo a la nueva ley, decían: "Sí a la libertad y propiedad privada". En Tucumán la resolución de la AFIP que exige declarar la ubicación georreferenciada del grano en depósitos o silo bolsas y la ley de abastecimiento fueron las dos gotas que rebalsaron el vaso. Frente a la Casa de Gobierno provincial los productores protestaron por lo que consideran una nueva escalada contra el campo. Los ánimos se encrespan, es fácil de inferir que basta un chispazo para que se reflote el conflicto por la resolución 125.
Mientras tanto, la preocupación oficial por el abastecimiento se contrapone con una política de provoca exactamente lo contrario: el desabastecimiento. Un sector clave para la agricultura como son las empresas proveedoras de herbicidas, insecticidas, fungicidas, fertilizantes o maquinaria agrícola viene sufriendo las limitaciones para importar insumos básicos. La preocupación es mayúscula teniendo en cuenta que el control de cambios lejos de flexibilizarse se profundiza. Ahora el límite de las autorizaciones automáticas para obtener divisas para pagar importaciones se restringió de 300.000 a 150.000 dólares. Si cualquiera de las multinacionales del agro importa más de 200 millones de dólares por insumos agrícolas y a ese monto se lo divide por 240 días hábiles, se podrá observar que los 800.000 dólares que se necesitan por día para abastecer normalmente la campaña agrícola están muy lejos del límite impuesto por el Banco Central. Así, al acumular saldos pendientes, las filiales locales dependen de la paciencia y el ánimo de financiar de las casas centrales. "Si no me cancelás lo adeudado, no podremos enviar más productos", es la discusión clásica de estos días.
Por ahora la falta de dólares provoca sólo ruidos comerciales. Más adelante se sabrá si generará faltantes de algunos productos. La aplicación de tecnología se encuentra entonces amenazada no sólo por las dificultades financieras y económicas de los productores sino también por la disponibilidad de producto. En forma inexplicable la Argentina, como productor de alimentos, se tira un tiro a los pies: se desabastece tecnológicamente. Justo a contramano de la tendencia mundial a intensificar las producciones para satisfacer la demanda creciente de alimentos. Así se explica la falta de crecimiento de las últimas campañas y la meseta de las 100 millones de toneladas.
Con sus más y sus menos el desabastecimiento tecnológico ocurre en todas las actividades productivas del campo.
Con la ley de abastecimiento vuelve el espíritu de los años setenta a copar buena parte de la agenda nacional con su signo de escasez y extravío. Nos hace olvidar que hay un presente y un futuro que siguen abriendo la posibilidad de la abundancia gracias a mayores producciones.
Definitivamente, estamos en problemas.
Resumen
70
millones de hectáreas
Son afectadas en los Estados Unidos por malezas resistentes, área que se duplicó desde 2009
la frase
Patricia de Ferrari
Diputada Nacional (UCR)
"No fomentan la producción, confiscan lo que encuentran".