El productor maicero atraviesa por estos días una encrucijada entre el sector privado y el Público, porque mientras los expertos prevén una caída en el área argentina, y el precio internacional del grano cae mientras que suben los costos para sembrarlo ante la elevada inflación, el productor se debate acerca de cuánta área dedicará al cereal en la campaña 2014/15, al tiempo que el Gobierno aún no definió nuevas autorizaciones anticipadas de exportaciones.

Argentina, cuarto país exportador mundial del cereal, presenta buenas perspectivas climáticas para la campaña Gruesa, pero según informó la agencia de noticias Reuters, la política de restricción a las exportaciones que impone el Gobierno para garantizar el abastecimiento doméstico a bajos precios del cultivo, constituye el principal factor de desaliento para los agricultores a la hora de sembrar.

A pesar de que es un cultivo estratégico ya que se usa como alimento para ganado vacuno, porcino y aviar, "hay un tema muy preocupante que es que no hay ROEs (permisos de exportación) autorizados para el año que viene y no tenemos ninguna respuesta (del Gobierno). Y eso creo que para el maíz puede ser letal", señaló Martín Fraguío, director ejecutivo de Maizar, la asociación que aúna a las empresas de toda la cadena del cereal.

Hasta la campaña 2013/14, el Gobierno de la presidenta Cristina Fernández -que desde hace años tiene una tensa relación con el sector rural- otorgaba permisos para exportar en momentos en que se iniciaba la siembra, lo que permitía a los exportadores y a los productores planificar sus actividades. Pero este año aún no ha dado esas señales.

"Es imprescindible que se generen las condiciones necesarias para que se siembre maíz en una superficie considerable", destacaron en un comunicado reciente las cuatro principales asociaciones rurales del país. "El maíz ya no es rentable", advirtieron.

Si bien en la temporada que está comenzando habría una caída en la cosecha, muchos esperan de todos modos una voluminosa producción de maíz. Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires -que no contabiliza al cereal forrajero para sus estimaciones-, la superficie del cereal caería a 3,2 millones de hectáreas desde los 3,57 millones alcanzados en el ciclo 2013/14, cuando la producción llegó a un nivel casi récord de 25,2 millones de toneladas.

El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por su sigla en inglés) prevé una producción de 26 millones de toneladas para Argentina en el ciclo 2014/15.

"Acá no hay limitaciones para exportar, excepto el consumo interno y la necesidad de desarrollar la producción interna", dijo a Reuters el ministro de Agricultura, Carlos Casamiquela. "Han bajado los precios y los productores de maíz están preocupados (pero) los productores de cerdo y los productores de aves están más tranquilos con la baja del maíz, porque les mejora claramente su capacidad de compra de alimentos", añadió.

El funcionario destacó que lo que busca el Gobierno "es transformar el grano en proteína animal. Ese es el mejor negocio que se puede pensar". Sin embargo, la visión oficial choca con la preocupación del sector maicero y está llevando a muchos a implantar menos cereal ante las dificultades para exportar y para vender localmente su cosecha. "La gente quiere vender maíz y punto. Y el mercado interno está abastecido perfectamente", explicó Fraguío, de Maizar.