La evolución del cultivo en EE.UU. sorprende y mucho. Hasta a los más optimistas no pueden creer lo que está sucediendo, porque la producción sojera camina sobre rieles. De manera excepcional.
De hecho, ya se empieza a vislumbrar la posibilidad de que los rendimientos terminen superando lo previsto a principios de mes.
No se enojen...es cierto: hemos dicho en reiteradas ocasiones que todavía falta un buen tramo, por lo que no se puede cantar victoria sobre los rindes.
Pero la realidad es que tal tramo es cada vez más breve. Y la proximidad de la trilla es un hecho.
No debería llamarnos la atención las bajas de valores sufridas, entonces.
Desde comienzos de mayo hasta mediados de julio de este año, el precio en Chicago se ha reducido más de un 20%, y simultáneamente, los fondos especulativos han vendido aproximadamente 20 millones de toneladas de soja. Se trata de un volumen de operaciones para este mercado de magnitud pocas veces vista.
Falta agosto, entero... es verdad; pero también resulta cierto que resta poco tiempo; y que al hasta el momento los cultivos están en las mejores condiciones de los últimos veinte años.
Las sojas se hallan en floración y formación de vainas con condiciones climáticas muy favorables.
Reuters acaba de publicar la opinión de veinte de los principales estimadores privados de EE.UU. que calculan un rinde récord de 30,63 quintales por hectárea. Se trata de un rinde superior al previsto por el USDA en su informe de julio que hablaba de 30,40 quintales.
Ahora, entonces, parece posible que el volumen de cosecha llegue a 100 millones de toneladas en América del Norte.
Con tal cuadro, resulta lógico que el precio fuertemente castigado corresponda al de noviembre y diciembre. El valor futuro de la soja noviembre para la cosecha de EEUU se ha ubicado por debajo del nivel de 400 dólares.
Así las cosas, la tendencia debería ser en baja para todos los valores.
Sin embargo, puede haber cambios favorables que surgen de las propias fuerzas internas del mercado. No creemos en una completa reversión pero sí contemplamos como factible una mejora suave.
Este nivel -inferior a 400 dólares- es muy delicado para Sudamérica. Pone al negocio de la soja en la cuerda floja. Ahora depende en exceso de la distancia de la producción con el puerto y la industria. Y, también, depende mucho del tipo de suelo que se pretenda sembrar.
Esta situación comienza a presionar sobre los eslabones productivos de América del Sur.
En la región, sobre todo en Argentina -que soporta un derecho de exportación del orden de 35% en el grano y de 32% en el producto industrializado- y en Brasil -que sufre serios inconvenientes estructurales de logística- los productores estarían reconsiderando la superficie a sembrar.
Así, nos permitimos poner en duda lo estimado por Safras & Mercado, que ha proyectado la intención de siembra para la campaña 2014/2015 en 31,2 millones de hectáreas, un 4,35% por encima de los 29,9 millones del ciclo anterior. Según esta organización, "en condiciones normales de clima, la próxima cosecha de soja de Brasil sería récord, al totalizar 94,45 millones de toneladas...".
La región estará sometida a fuertes interrogantes. La baja en los valores deberían hacer mella en la oferta.
La actividad en nuestro país, por ejemplo, sufre una acentuada suba de costos de producción y de financiación que exigirá un cambio de estrategia productiva y de comercialización, de la mano de una excepcional austeridad. A ello se agrega la evolución del tipo de cambio que se rezaga respecto a la tasa de inflación; para peor, creciente.
Quien camina por los pueblos de la zona agrícola, lo advierte con claridad.
En consecuencia la oferta futura puede disminuir.
Y al mismo tiempo, la demanda puede crecer.
Aprovechando los precios en declive, la demanda está actuando con mayor presión sobre la oferta norteamericana, fundamentalmente para las posiciones cortas.
De hecho ya se aprecia una reactivación de las importaciones por parte de China. En la última quincena, las exportaciones hacia este país se acentuaron.
En el año en curso, China importaría cerca de 73 millones de toneladas es decir alrededor de 4 millones más que en la campaña previa.
Las compras a este nivel -inferior a 400 dólares- es muy delicado para Sudamérica. Pone al negocio de la soja en la cuerda floja. Las de oportunidad caen como anillo al dedo, pues logran amortiguar las bajas de valores.