Hay varias propuestas en danza, pero la cancha está inclinada contra nuestro país. No hay que hacerse el duro. Ya demasiado nos está costando, ganar la tribuna y perder el juicio. Griesa no hizo más que escribir en la sentencia lo que Boudou y Lorenzino afirmaron en 2012: que La Argentina no pagaría y no acataría. ¿Y ahora?.

En 2012, la Presidenta sostuvo públicamente que no se le pagaría a los Buitres y que no se acataría un fallo de un tribunal en Nueva York. El Vice Boudou y el Ministro de entonces sorprendieron al Juez, que quería solucionar el problema (siguiendo su línea de “buena voluntad”) y lo “obligaron” a escribir la sentencia que ahora está firme. No le dieron otra opción. Luego, fue imposible “dar vuelta” una “condena a pagar”, que refleja la, por entonces, nula vocación del Gobierno argentino por solucionar la deuda con los hold-outs.

Se anunció, luego, que se trataría de cambiar el Tribunal y el lugar de pago. Pero no se avanzó, por las visibles dificultades implícitas en el intento.

La apelación tenía escasas posibilidades de prosperar. Cuando el país decidió regresar al mundo, ya era tarde. Los apoyos que se recibieron se asocian más al “antecedente” y los costos que generaría la “condena”, que a la solidaridad con nuestra posición como país. Es difícil apoyar a una parte, en un juicio, si ésta le anuncia previamente, al Juez, el rechazo a su sentencia.

Ahora hay que negociar. Hacer todo lo que haga falta para un arreglo lo más económico posible. Y con el Juez Griesa “de amigo”. Es el que puede convencer a los que ganaron a sentarse a la mesa. No por la amenaza del cambio de jurisdicción, sino por la posibilidad de un virtual default.

No ayudaría demasiado un eventual reclamo por “desacato”, que podría devenir de la reapertura anunciada, cambiando el Tribunal. Le “ataría las manos” al Juez.

Si el Fondo que obtuvo la sentencia decide no aflojar, el Juez tendrá en sus manos pocas opciones, ya que ejecutar la sentencia “pura”, como dijo nuestro Ministro, es promover el default y los mayores costos para todos. Por eso, Griesa abrió el paraguas hace dos semanas: conoce a la Corte y probablemente, sabía lo que iba a hacer. Y que la consecuencia de la negativa de Supremo Tribunal, le devolvería al Juez de primera instancia, la decisión de “ejecutar” o “llamar a negociar”.

Como nadie quiere el default, la negociación es el camino y el silencio y la prudencia son su pavimento. Griesa tendrá que lograr que todos cedan un poco. Y el todos incluye a los que ganaron y a los que perdieron.

Por Lic. Jorge Ingaramo
Fuente: Años de Campo