“El girasol posee una extensa historia en la agricultura argentina –dijo Facundo Quiroz, en el arranque de su tema-. Este cultivo tuvo que atravesar períodos de expansión, crisis por baja productividad, recuperación por mejoras tecnológicas de cultivo, desplazamiento a suelos de bajo potencial, la etapa de agriculturización y, recientemente, la regionalización de la producción”.
En relación a estos cambios el especialista del INTA señaló que fueron varias las epifitias de enfermedades que limitaron la producción e impactaron en el desarrollo tecnológico posterior del cultivo. “Los primeros trabajos argentinos en mejoramiento por resistencia ante enfermedades (roya negra por Pucciniahelianthi) datan de 1953 –explicó Quiroz-. A partir de entonces se ha trabajado extensamente en la identificación de agentes causales, incorporación de resistencia y manejo de varias enfermedades del cultivo. Inclusive en los últimos 15 años se incorporaron herramientas biotecnológicas en pos de mejorar la sanidad del cultivo”.
El técnico explicó que la mayoría de los causantes de enfermedades en girasol son hongos y en muy pocos casos bacterias o virus. Posteriormente citó que actualmente, las principales enfermedades son la marchitez por Verticilliumdahliae, la podredumbre húmeda del capítulo por Sclerotiniasclerotiorum, el enanismo por Plasmoparahalstedii y las enfermedades foliares causadas por Phomamacdonaldii y Alternariahelianthi. Para estas enfermedades, las emergentes y aquellas que causaron epifitias e impacto en la producción nacional, después de presentar a los asistentes la situación actual, Quiroz presentó las herramientas de manejo disponibles y las estrategias para prevenir futuros problemas sanitarios.