De acuerdo con los escenarios más probables, se puede esperar una desaceleración en el crecimiento. Para sorpresa de todos, más de 860 personas participaron del encuentro girasolero.
A las limitantes que el girasol enfrenta puertas adentro en nuestro país, se suma la conformación en los últimos años de un frente externo de competencia ubicado en el Mar Negro, compuesto por Rusia y Ucrania. Este último país pasó de representar el 15% del comercio internacional de aceite de girasol en 2000 al 55% actual. En ese mismo período, Argentina cayó del 53 al 8%. Sin embargo, la crisis desatada en Ucrania a fines de 2013 configura un nuevo escenario –incierto todavía–, que fue el tema discutido por el último panel del 6to Congreso Argentino de Girasol, realizado por la Asociación Argentina de Girasol (ASAGIR) en el Hotel Sheraton Retiro de la Ciudad de Buenos Aires. Allí se concluyó que, al menos en parte, la producción girasolera encontró un freno.
Marcelo Montes, consultor de Relaciones Internacionales, hizo un repaso de los hechos que el país del este europeo vive desde hace 6 meses, tras la serie de manifestaciones y disturbios comenzados la noche del 21 de noviembre pasado –conocidas como “Euromaidán”– que incluyeron la destitución del presidente Víktor Yanukóvich el 22 de febrero de este año. “Aunque luego tomó otra dirección, la crisis comenzó por una revuelta popular liderada por estudiantes y jubilados, gente que salió a protestar por los bajos salarios y el desencanto económico. No tuvo nada que ver con la Revolución Naranja de hace 10 años, un movimiento más organizado”, sostuvo.
“Esta rebelión popular y los hechos posteriores se explican en un 80% por factores endógenos, y sólo en un 10 o 15% están relacionados con el rol de Rusia, la Unión Europea y los Estados Unidos. Todos esos países simplemente se toparon con esta crisis, más bien inesperada, y actuaron según sus intereses”, expresó.
Para Montes, la hipótesis más plausible de aquí en adelante es que la interdependencia económica entre los cuatro actores internacionales impedirá una guerra total en el país, y que el nuevo presidente electo, Petro Poroshenko logrará congelar el conflicto en las zonas calientes del sur y el este del país, negociando con los sectores rebeldes no armados, y marginando a los más radicalizados.
En este marco, Ricardo Negri (h), de Aacrea, sostuvo que Ucrania probablemente podrá sortear los peores escenarios para su agricultura –que serían los enfrentamientos a gran escala–, aunque advirtió que la posibilidad de una guerra civil focalizada traería problemas en ese aspecto cuya duración sería incierta.
“El sector agropecuario en Ucrania es muy importante en términos culturales, pero representa sólo el 10% del PBI del país”, dijo Negri, y agregó: “Sin embargo, es el segundo complejo exportador del país, y de las 32,5 millones de hectáreas destinadas a la agricultura, hay 7 millones que son explotadas por grupos empresarios muy grandes y con mucha tecnología, que producen el 50% del total”.
El girasol en Ucrania, según Negri, “es un cultivo barato, fácil de hacer, y forma parte de su cultura porque lo cultivan desde siempre”. Sin embargo, existen algunas limitantes en el horizonte de su producción, algunas ligadas a la coyuntura política y otras que no lo están: “En esta campaña probablemente aumentará el área del cultivo respecto de las previsiones, pero bajará la tecnología. Será un año bueno climáticamente, pero no maravilloso. Todo esto hace prever que el rendimiento promedio no será igual al del año pasado”.
En el mediano plazo, para Negri, la producción puede seguir creciendo, pero a tasas mucho menores que las que se vieron hasta el momento: “Hay lotes que lograron de 35 a 40 qq/ha en condiciones óptimas, pero esto no se puede extender a otras zonas. Puede que en unos 5 o 6 años alcancen un promedio de 20 qq/ha. Además, todo depende de lo que suceda políticamente en el país, y si Rusia continúa demandando cada vez más soja como lo viene haciendo hasta ahora, puede que muchos se vuelquen a hacer eso”.
Otros factores que limitan la producción, según el hombre de Aacrea, es el bajo conocimiento agronómico de los procesos de producción que existe en el país, la imposibilidad de acceder a maquinaria por parte de los productores chicos y la baja disponibilidad de financiación actual, producto de la situación política.
“El potencial de producción de Ucrania es muy alto y sigue intacto, pero faltan muchas inversiones a nivel del productor para que logren eficiencia en todas las cadenas y todos los productos. Son una competencia importante para nosotros, pero no podrán seguir sosteniendo la tasa de crecimiento en los rendimientos del girasol que traían hasta ahora. Únicamente en un escenario muy optimista cabría la posibilidad de que este país vuelva a la carga con la misma fuerza de antes”, concluyó Negri.