La campaña 2013/14 para el cultivo de arroz en la provincia de Santa Fe no se presentó con las mejores condiciones para el desarrollo del cultivo: la siembra comenzó a partir de fines de septiembre y en total fueron alrededor de 45.000 hectáreas, un 5% más que el año pasado.

Según el Ingeniero Agrónomo Eduardo Baucero, las escasas lluvias en el período de implantación, trajeron aparejados problemas importantes que hoy repercuten en los resultados productivos. Esto es, un atraso en la fecha de siembra, dificultando la implantación con emergencias desparejas y por otro lado no permitió realizar buenos controles de malezas, ocasionando escapes (principalmente de especies como Echinochloa sp. o capín y Arroz colorado), especies que presentan cierta resistencias a los herbicidas usados frecuentemente en las variedades CL (herbicidas selectivos). Por este motivo, se busca disminuir la población con controles que se realizan alrededor de la siembra (antes de la emergencia del cultivo), utilizando otros herbicidas, pero debido a la escasa humedad no se realizaron eficientemente.

“Este no es un problema nuevo, por lo que los productores van buscando alternativas como siembra directa, retraso de siembra, cultivos de arroz convencionales, rotación con otras especies (soja, por ejemplo), que les permite tener lotes con menor población de malezas, además de los campos medianamente nuevos (pocos años de arroz) también libres de malezas”, sostuvo el especialista.

La cosecha de arroz comienza con el grano alrededor de 24% de humedad, que permite conservar el factor industrial, principalmente grano entero.

Por esta razón la cosecha se adelanta y comenzó a principios de febrero con disparidad en los rendimientos que van desde los 6.500 a los 7.000 kg/ha húmedos (de chacra), pero con el avance de la misma los rendimientos seguramente serán menores debido a las adversidades nombradas anteriormente y el promedio zonal seguramente va a ser menor. A pesar de la buena logística que los productores van mejorando con los años (maquinarias, camiones, caminos, etc.) se lleva cosechada aproximadamente el 50% del área sembrada debido a las inclemencias climáticas, que dificultan principalmente el acceso a los campos, de lo contrario el área debería ser mayor.

Para Baucero, es muy apresurado y difícil estimar un rendimiento promedio del sector con el 50% por cosechar, pero sí se puede afirmar que los resultados van a superar a los obtenidos la campaña pasada, alentando a los productores para una próxima, “donde todavía nos encontraremos ajustando pautas de manejo tan indispensable para un cultivo dependiente del mismo. Los productores arroceros, captadores de nuevas tecnologías (semillas, herbicidas, etc.) junto con los técnicos, responsables de las buenas prácticas y las demás entidades implicadas tanto del sector público como privado, debemos trabajar para adoptarlas de la mejor manera, sin provocar que éstas se vuelvan un problema más difícil de solucionar como nos está pasando (resistencia de malezas), promoviendo la sustentabilidad de un recurso tan importante como el suelo, para que generaciones futuras se puedan abastecer de las misma manera que lo hacemos en el presente”, aseguró.

Según Baucero, el estadio vegetativo pasó por muy buenas condiciones ambientales (alta luminosidad, buenas temperaturas, baja humedad atmosférica). “El riego por inundación es una herramienta de manejo indispensable para completar el ciclo y principalmente de su manejo dependen los resultados, es decir el arroz requiere una lámina de agua continua desde macollaje (la disponibilidad de agua favorece la generación de macollos en la planta de arroz, aunque hay que aclarar que cuando el arroz es pequeño (4-5 hojas), la lámina debe ser lo más baja posible) hasta 15-20 días después de la floración donde se deja de bombear agua”, explicó.

De acuerdo al informe del Ingeniero Agrónomo, a partir de fines de enero y todo el mes de febrero, con cultivos en diferentes estadios, las condiciones ambientales cambiaron, se presentó un clima inestable con lluvias casi semanales, “lo que provocará sin dudas en cultivos en floración y llenado de granos alguna disminución en el rendimiento, debido a la escasa luminosidad (días nublados) y temperaturas medias por debajo del requerimiento”, agrega. En cambio, los cultivos que estaban culminando su ciclo próximo a su recolección (principios de febrero) no se vieron afectados por estas condiciones con rendimientos muy buenos. Las lluvias tienen su lado positivo para los lotes que por algún motivo no se pudieron completar con el riego.