Soja

Tal como lo habíamos previsto la semana pasada, el USDA una vez más se hizo el “sota”, bajando tímidamente el crushing americano y  aumentando ligeramente las importaciones y las exportaciones americanas, a efectos de que no se note la fuerte tensión a la cual está enfrentado el market americano. “it´s up to you”, le dice el USDA al mercado, librando un mensaje claro: racionar, racionar, racionar.

Sucede que racionar del lado del crushing resulta difícil teniendo una proteína sostenida en parte debido  a la desaceleración de la trituración argentina, y un aceite de palma bien entonado en Kuala Lumpur, sostenido por  la baja de stock de la oleaginosa a la que le está  pegando  fuerte el niño asiático. Los márgenes de crushing impiden pues racionar por ese lado.

En cuanto a las imports, el discount del origen brasileño frente al americano aún no es lo suficientemente elevado para incitar al market americano a reforzar las compras externas. Todo ello genera stocks americanos sumamente bajos que le aportan al mercado una fuerte volatilidad. Pero ojo, así como todo sube, todo baja. Las famosas “anulaciones” chinas militan hacia la baja.

Si bien las más conocidas se refieren al esquivo de buques americanos, los chinos también están anulando compromisos brasileños, señal por un lado que los asiáticos no quieren quedarse totalmente pegados con un origen que podría sufrir problemas logísticos, y por otro los chinos no comen vidrios: los mismos se están encargando de racionar el mercado americano, presionando a la baja el mercado brasileño a fin de aumentar el spread FOB entre US y Brasil. No obstante, el ritmo de exports de soja brasileña es más que dinámico (casi 3 palos en febrero), y ya se esperan 5 millones de toneladas para cargar en marzo.

Por otra parte, una fracción de las pérdidas registradas en Mato Grosso podría ser compensada por los Estados del sur.  El mercado de soja americano seguirá tenso, no queda otra, y es muy probable que el trend alcista continúe, pero no indefinidamente: los precios actuales exigen seguros de cobertura. Este “granizo mercantil” si cae destruye todo…

 

Maíz:

Ya se empiezan a barajar los primeros datos de intención de siembra del corn americano, y a fin de mes el USDA librará su primer pronóstico de intención de siembra. Allendale avanzó esta semana que la siembra de soja sería record en las pampas yanquis, mientras que el maíz perdería 1 millón de hectáreas este año. A las fuertes expectativas respecto a lo que sucederá en Estados-Unidos, tanto a nivel de la siembra como a nivel del clima (recordemos el retraso de la siembra el año pasado y a su vez el recupero extraordinario), se le suma la situación ucraniana que preocupa, y mucho.

Si bien la región de Crimea representa solo un 5% de la producción de trigo y maíz ucraniana, y que el puerto de Sebastopol representa solo el 8% del loading ucraniano de granos, el riesgo de que el contexto financiero en Ucrania se degrade aún más, incita en el corto plazo a los importadores a pensarlo dos veces antes de originar maíz ucraniano.

Para el mediano plazo, lo que está a su vez en juego, es lo que los ucranianos sembrarán de maíz este año, en un contexto devaluatorio y de fuerte inestabilidad.

De hecho, esto explica una de las razones por las cuales se despertó la demanda exportadora en el mercado argentino. Este punto, antes de la llegada de la cosecha del Hemisferio norte, resulta particularmente alcista, si se tiene en cuenta que habrá que solicitar bastante al origen americano en caso de que las exports ucranianas se reduzcan objetivamente, ya que la cosecha sudamericana se anuncia tardía.

 

Trigo:

El USDA no modificó prácticamente nada el balance mundial. Si se analiza de forma somera el report público. Sucede que el Departamento de Agricultura americano mantiene el mismo nivel de exportaciones tanto para Ucrania como para Canadá. No queda claro si el conflicto político que atraviesa el país eslavo le permitirá seguir pre-financiando exportaciones, y en cuanto a Canadá, resulta difícil imaginar que el país del norte termine exportando 23 millones de toneladas teniendo en cuenta el retraso logístico acumulado, y un gobierno canadiense que le ordena a las compañías ferroviarias de acelerar el transporte.

Mientras tanto, la demanda está orientada particularmente hacia los Estados-Unidos y Europa tanto del oeste como del este. Cabe mencionar que Bruselas le otorgó a la UE al día de hoy, un cúmulo de 21,3 Mot de certificados de exportación de trigo, contra 14,2 Mot el año anterior para la misma época.

En cuanto a Rusia, la revisión a la alza de exports rusas hecha por el USDA se justifica, con el costo político que ello le puede traer a las Autoridades rusas el año próximo. Con respecto a la campaña 2014/15, se observa un contraste baste importante: una Europa del Oeste, con Francia a la cabeza, casi con exceso de humedad pero con muy buenas condiciones de cultivo, frente a una Europa oriental (Rusia, Ucrania) presentando precipitaciones casi 40% por debajo del promedio de los últimos seis meses. Aún es temprano allí para juzgar el estado de los cultivos de invierno, aunque si podemos adelantar que de continuar con la seca se comprometería la intención de siembra de trigos de primavera, que en Rusia puede llegar a trepar hasta la mitad del área nacional (en Ucrania es insignificante).

El redactor de estas líneas es consciente que este informe es particularmente neutro/alcista a corto plazo para el conjunto de productos evocados. A mediano plazo nadie puede prever tendencias. Mismo a corto plazo se pueden registrar fuertes bajas, no necesariamente poniendo en tela de juicio la tendencia. Es, precisamente esto a lo que se le llama volatilidad. La misma, para los “long” (aquellos que naturalmente detienen mercadería, tal es el caso de los productores) puede generar “frustrados” o “perdedores”. “Frustrados” ya que en un contexto de fuerte volatilidad como el que atraviesa hace años el mundo, resulta imposible definir lo que se denomina “un buen precio”. Y “perdedores” ya que si le erramos en una posición, la pérdida suele ser fatal.

Es por todo ello que la actualidad exige al conjunto de los miembros de la cadena comercial contar con estrategias que permitan no solo asegurar un precio que cubra tanto el costo de producción como el beneficio esperado, sino también una ganancia latente en el caso que el mercado subiera (o bajara para los shorts).

Por último, resulta aún más difícil prever tendencias de precios para los próximos 5 o 10 años dado que los factores que influyen en la formación de las mismas son múltiples y aleatorios.

No obstante, lo que sí se puede vaticinar, más allá que el mercado se oriente a la suba como a la baja, es que se esperan años de fuerte volatilidad en el mercado granario en general. A título de ejemplo, se puede mencionar el caso de lo que podría suceder este año con el trigo en la escena internacional.

Nadie tiene la menor idea en julio que viene si el trigo subirá o bajará en Chicago, pero si ya se sabe hoy por hoy que Rusia debutará el 01/07/2014 con un carry-in de trigo próximo a los 6 Mot, mientras que hace tres años el mismo no bajaba de las 12 Mot. Ello se debe al hecho que el Estado ruso decidió prácticamente abandonar este año las compras públicas de trigo a la intervención que había comenzado en el 2009. Tal es así que en 2012/13 el Kremlin llegó a comprar 6,5 Mot de trigo, mientras que en esta campaña en curso apenas se llegó a las 600 000 toneladas. Si Rusia llega a presentar un problema climático este año, no tiene trigo para empalmar la cosecha, contrariamente a la campaña 2010/11, en la cual se evitó de importar trigo gracias al almacenaje estratégico que se había constituido (en torno a las 9,5 Mot).

En cuanto a la UE, la misma terminará la campaña 2013/14 el próximo 30 de junio con un nivel de stock cercano a lo que se denomina “stock herramienta”, es decir el mínimo almacenaje que se necesita para garantizar un empalme de cosecha, diríamos normal.

China, por su población y por su propia fuente de legitimidad política, no se puede permitir estos gustos.

Frente a la ausencia de guerras, o de amenaza de guerras (en todo caso mundiales) que exigían, quiérase o no, un mínimo de garantía de meses de consumo, el mundo, y sobre todo aquellos que lo abastecen, se acostumbraron “a vivir con lo justo”.

De ahí nace la primera raíz de la volatilidad actual, poco importa la tendencia de la misma.