Por Alfredo Sainz
Tras varios anuncios, desmentidas y malentendidos, el Gobierno aceptó dejar de lado su proyecto para importar tomate de Brasil, luego de obtener la confirmación, por parte de los productores, de que no habrá faltantes en el mercado local . La decisión se tomó tras un encuentro realizado ayer por la tarde entre el secretario de Comercio, Augusto Costa, y los productores frutihortícolas del sur de la provincia de Buenos Aires.
"Costa reconoció que estaban mal asesorados. No se va a importar porque les aseguramos que hay tomate. Salvo que venga una tormenta, va a haber en cantidad", expresó Alberto Pate, presidente de la Asociación de Productores Hortícolas de La Plata, una de las regiones productoras. "Estaban mal asesorados, por eso se adelantaron [con la idea de la importación]", agregó Pate. Según el dirigente, los productores también le propusieron a Costa que un porcentaje de la producción que salga con un tamaño menor al normal se venda a precios inferiores a los del mercado. Aún no está definido cuál será ese porcentaje ni a qué precio saldrá pero, según Pate, Costa aprobó la iniciativa.
En la reunión además se acordó una mesa de trabajo para que productores y el Gobierno realicen un seguimiento del abastecimiento.
Desde el Ministerio de Economía confirmaron el acuerdo. Por la noche, en el programa oficialista 6,7,8 , que se emite por Canal 7, Costa dijo que ayer se había reunido con productores y que éstos le habían ratificado que no faltaría tomate. "Por lo tanto, el cumplimiento del acuerdo [de precios] en ese producto no está amenazado", señaló. Así, las dos partes dieron por superada la polémica que se había armado tras el anuncio de que se iba a importar tomate de Brasil para hacer frente a un inminente desabastecimiento.
La novela del tomate se inició el martes, cuando en una reunión con el ministro Axel Kicillof, un supermercadista -el Gobierno acusó directamente a Alfredo Coto- deslizó la posibilidad de que faltara tomate en las próximas semanas si se prolongaba la ola de calor.
Tomándose de este comentario, al otro día el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, -que no había participado de la reunión con los supermercados- anunció la importación de tomates, que habría sido ordenada por la presidenta Cristina Kirchner de manera de que no corriera peligro el programa de Precios Cuidados.
Ayer fue el turno de Kicillof, que se sumó a la cruzada importadora al anunciar que no se van a aceptar modificaciones de los precios acordados" con los supermercados y proveedores, y ratificar que, de ser necesario, se va "permitir la importación de los productos para que los precios sean respetados".
"Vamos a defender nuestro acuerdo de precios, porque cuando el tomate sale 40 pesos, nadie se pregunta quién se apropia de la renta de ese precio", aseguró el titular del Palacio de Hacienda apenas unas horas antes de dar por terminado el incidente tras la reunión con los productores. En el medio se alzaron las voces de los productores, explicando que no era necesario importar tomate desde Brasil, básicamente porque el abastecimiento local estaba asegurado.
Falsa alarma
El presidente de la Corporación Mercado Central de Buenos Aires, Carlos Martínez, afirmó que la situación actual del tomate, en cuanto a su producción y comercialización, "es normal de acuerdo a los registros históricos".
Pablo Vernengo, director de economías regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), se pronunció en igual sentido. "Quedó muy claro que fue una falsa alarma. La producción está asegurada", dijo.
En la TV, en cambio, Costa dijo que "el caso del tomate" fue culpa de los medios "que desinforman" y de la alerta equivocada de Coto.
Con la colaboración de Fernando Bertello