El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, sorprendió a propios y extraños al anunciar ayer que el Gobierno importará tomates de Brasil ante un eventual faltante en el mercado local.

Apelando a sus ya habituales figuras retóricas, el funcionario aseguró que con la medida se busca "garantizar que el consumidor tenga bienes con precios cuidados y perfectamente garantizados en términos de abastecimiento", a pesar de que fuentes del Mercado Central explicaron a LA NACION que no hay ninguna señal de faltante de tomates en el mercado local.

Capitanich explicó que "se estima que el tomate en los próximos diez días, por problemas climáticos, podría tener una reducción de oferta y, en consecuencia, incremento de precio" y no dudó en atribuir la medida a una iniciativa presidencial. "La Presidenta instruyó al ministro [de Economía], Axel Kicillof, para que, a través del Mercado Central de la República Argentina, propicie la importación de tomates de Brasil para garantizar abastecimiento y precio a los consumidores. Si es posible precios inferiores a los del mercado, tanto mejor", aseguró.

Capitanich además explicó que este mecanismo "se hará con todos aquellos bienes que experimenten problemas de oferta estacional o que puedan afectar el nivel de precios del programa «Precios Cuidados», a los efectos de garantizar que el consumidor tenga todos los bienes garantizados en términos de abastecimiento y precios".

La medida provocó la reacción tanto de los productores nacionales de tomates como de los propios funcionarios. "Esta medida está fuera de tiempo y espacio. Actualmente hay mucha producción de tomates en el país y se vende a bajo precio", sostuvo Omar Carrasco, director de la Unión Frutihortícola.

A pocas horas de conocerse el anuncio, desde el propio Ministerio de Economía intentaron bajarle el tono al tema. "Se trata únicamente de una medida en estudio y que surgió tras una inquietud que manifestaron los supermercados", explicó una fuente del Palacio de Hacienda.

Detrás del anuncio en realidad se encontraría una cadena de malentendidos o cierta sobreactuación oficial. El último martes, Kicillof se reunió con los representantes de las principales cadenas de supermercados para evaluar los primeros pasos de la canasta de "precios cuidados" que impulsa el Gobierno. Durante el encuentro, el ministro consultó a los empresarios acerca de cuáles podrían ser los puntos débiles del acuerdo y los supermercadistas le manifestaron su preocupación acerca de la provisión de los alimentos frescos. Puntualmente, uno de los potenciales focos de conflicto fueron los tomates, ante un comentario de un ejecutivo acerca de que en las próximas semanas podría producirse el faltante de tomates si se mantienen las altas temperaturas. "Hicimos un comentario acerca de que con el tomate se podrían repetir los faltantes que ya hubo con la lechuga, pero creo que el tema se terminó sobredimensionando", admitió el director de una cadena de supermercados.