Otros casos son algo más difíciles de descubrir. Porque la crisis es lo que no pasa. Por ejemplo, sorprende ver por estos días la terminal de ómnibus porteña mucho menos transitada y ocupada que en temporadas estivales anteriores. El único factor que haría pensar que hay más pasajeros es que está mucho más sucia. Pero no, las empresas de larga distancia dicen que para esta temporada apenas si han agregado servicios de refuerzo.
Reconocen los empresarios que los servicios regulares están completos, pero lo normal en una temporada estival era que se agregaran centenares de refuerzos y aun así quedaran pasajeros sin asiento.
¿Qué ha pasado? Las compañías dicen que la crisis es muy importante y que muchas operan al límite de sus posibilidades. Las razones son varias. La primera, señalan, que el Gobierno quiere mantener llenos los vuelos de Aerolíneas Argentinas, al subsidiar los pasajes y transformarse así en una competencia desleal. La suba del 12% en los boletos aéreos autorizada en los últimos días de 2013 les da algún respiro.
Hasta octubre último, un pasaje en avión a Mendoza, que toma una hora y media, costaba apenas 1,6 veces el del ómnibus ejecutivo, el más cómodo para hacer las no menos de 14 horas que insume el viaje. Los datos son del Centro Tecnológico de Transporte, Tránsito y Seguridad Vial de la Universidad Tecnológica Nacional.
Hay sistemas de promoción, millaje, cuotas y descuentos que abaratan el avión todavía más. Para los sectores con más capacidad de consumo, optar por el avión en los trayectos de más de 700 kilómetros parece, con este panorama, la única alternativa razonable.
Pero las empresas de ómnibus dicen perder a manos de otros competidores. Los servicios menos costosos no pueden competir con la opción familiar de viajar en automóvil, que sigue siendo una salida para ahorrar, pese a que los precios de los combustibles subieron. Ni hablar de los que tienen unidades con gas y pueden hacer por lo menos parte del recorrido usándolo.
A las empresas de larga distancia les quitaron los subsidios hace dos años, pero luego el entonces viceministro de Economía Axel Kicillof y Augusto Costa les otorgaron algunas clases de retribuciones, como pagar los pasajes para discapacitados que las empresas deben entregar gratuitamente y una compensación en los destinos en los cuales compite Aerolíneas Argentinas con tarifas bajas.
Pero las compañías se quejan de que con las angustias fiscales no están recibiendo esos pagos que, según ellos, registran un atraso ya de tres meses. Por otro lado, dicen que el sistema no es equitativo. Por ejemplo, que les compensan parte de los costos para los servicios de Buenos Aires a Córdoba, pero no los que van de La Plata a Carlos Paz. El argumento oficial es, señalan los empresarios, que Aerolíneas no vuela el trayecto La Plata-Carlos Paz y que los funcionarios no quieren entender que, con exiguas diferencias de precios, el pasajero no tiene inconveniente de ir en remís por autopista de La Plata a Aeroparque, en Aerolíneas a Córdoba y luego en remís a Carlos Paz, también por autopista.
Competencia desleal
Otra competencia que ha comenzado a preocuparles es la de los servicios clandestinos o "truchos". Según ellos, cobran precios que son la mitad de los servicios legales regulares. Trabajan bajo la pantalla de pequeñas empresas de turismo, cobran en efectivo y todo se hace "en negro", según detallan.
Los micros no usan terminales habilitadas, sino galpones y garajes, y no emiten comprobantes. Cuentan que delante de cada unidad, a más o menos un kilómetro de distancia, marcha una camioneta comunicada por handy con los choferes, que se va encargando de advertir si hay controles.
Cuentan que los choferes de esos servicios fantasmales son profesionales, que fueron despedidos de las empresas que operan en blanco porque no hay suficientes pasajeros.
"Los sindicatos saben que todo está en un delicado equilibrio y por eso sólo hubo una amenaza de medida de fuerza para fijar una fecha para la paritaria; saben que no hay nada para repartir y que el peligro de más despidos es real", señalan los empresarios.