A fines de octubre, cuando aún faltaba más de un mes para que estallaran los reclamos salariales de las policías provinciales, la Casa Rosada ya había acumulado un déficit de las cuentas públicas que hace poco creíble que pueda auxiliar a las gobernaciones con recursos genuinos. Si apela a la emisión, avivará aún más la hoguera de la inflación y la devaluación.
Las causas hay que buscarlas en el fortísimo aumento del gasto por la suba de la factura de subsidios a los servicios públicos y del pago de intereses de la deuda pública, que hacen que el déficit proyectado sea de unos $ 110.000 millones, lo que es nada menos que cuatro puntos del PBI, una cifra considerada muy alta y la peor desde 2001.
Así lo revela un informe de la Asociación Argentina de Presupuesto (ASAP) difundido ayer. Allí se advierte que en los primeros diez meses del año el gasto para contener las tarifas de la energía aumentó casi el doble que el gasto total. La cuenta total creció 38%, pero para mantener las tarifas de luz y gas sin ajuste hubo que poner 65% más que en el mismo período de 2012. Para contener el costo del servicio eléctrico se gastaron $ 98 millones por día, mientras que Enarsa, que importa el gas por barco, recibió $ 81,3 millones en promedio cada 24 horas.
Los números son peores, porque en noviembre se hicieron dos grandes modificaciones presupuestarias. Pese a los fortísimos incrementos, al finalizar el mes pasado el Gobierno casi había agotado las partidas para subsidios, las que luego fueron reforzadas con un decreto de necesidad y urgencia que sinceró el monumental déficit fiscal.
Días más tarde, una decisión administrativa aumentó el gasto en remuneraciones, asignaciones familiares, pensiones no contributivas y retiros de fuerzas armadas y de seguridad, sacando casi todos los recursos de la Anses. El primer gran aumento del gasto se hizo incrementando el déficit y la deuda con organismos del sector público.
También hubo este año gastos que parecieron encaminados a mejorar el desempeño electoral del oficialismo, como el aumento de los gastos de la Superintendencia de Servicios de Salud, que se multiplicaron por 13, en parte por los pagos de las deudas que reclamaban obras sociales sindicales.
Los subsidios en el área de transporte, en cambio, crecieron menos de la mitad que el promedio del gasto total, con sólo 17%. Es en parte producto de la reducción del subsidio nacional al subte porteño. Pero ese efecto ahorro comenzó a achicarse. En el primer semestre las erogaciones sólo crecían al 12%. Y luego se aceleraron por las mayores demandas de recursos para sostener el valor del boleto de colectivo en el área metropolitana.
También en los primeros 10 meses Aerolíneas Argentinas recibió 6% menos que en el mismo período de 2012. Pero sin duda obtendrá algún refuerzo o ya lo obtuvo y no fue sincerado, porque al 31 de octubre había gastado casi todo lo que tenía asignado para todo el ejercicio.
Otra tasa de aumento muy significativa fue la de las partidas destinadas a Ar-Sat, la compañía con la cual el Gobierno expande el sistema de TV digital que utiliza como propaganda. Allí, las erogaciones crecieron 91% y llegaron en los primeros diez meses del año a $ 3821 millones. Las cifras ponen de manifiesto los escasos márgenes de maniobra que el Ejecutivo tiene para enfrentar la actual situación, con escasa capacidad de financiarse y números con un fuerte desequilibrio.
La necesidad de ajustar las tarifas de los servicios para achicar el rojo también se enfrenta con crecientes reclamos, los desórdenes por las protestas policiales y los saqueos.
Cifras que preocupan
189
Millones de pesos
Es el gasto diario para sostener las tarifas de luz y gas
101.281,3
Millones de pesos
Fue el gasto en subsidios acumulado a octubre