Los escasos resultados son casi una réplica de las últimas reuniones: después de maratónicas sesiones, se aplaude un acuerdo que, en pocas palabras, puede sintetizarse en algo así como "en la próxima lo solucionaremos". Sin embargo, para 2015, en París, es preciso lograr un pacto vinculante global sobre la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.
No se trata de algo que le pasa a la atmósfera. Le ocurre a nuestro planeta, y lo que se busca es poder poner en marcha un sistema que no sólo limite las voluminosas emisiones de gases, sino que sirva para encauzar ayudas financieras y tecnológicas de modo que los países más vulnerables a los efectos del cambio climático puedan "combatir, prevenir y reparar" estas consecuencias.
En la reunión fue notable la ya clásica división entre países desarrollados y en desarrollo. Estados Unidos propuso que se borre esa línea que divide a unos y a otros, y el grupo que reúne a las naciones ricas en petróleo o aquellas que tienen grandes depósitos de carbón, o que son dependientes de los combustibles fósiles, argumentó que la responsabilidad histórica del cambio climático recae del lado de las primeras. Pero el desmesurado crecimiento de emisiones gaseosas en países como China desdibuja ya aquella clasificación. Tal vez, es hora de que países como Estados Unidos o China tomen una posición clara y comiencen a liderar un verdadero e imprescindible cambio en esta materia.
Entre los resultados positivos está la creación del Mecanismo Internacional de Varsovia, que contempla ayudas a las naciones más vulnerables a los efectos climáticos extremos, y la reducción de las emisiones de gas de efecto invernadero resultantes de la deforestación, acuerdo que se enmarca dentro de la iniciativa REDD, el programa de la ONU para la reducción de gases de efecto invernadero resultantes de la deforestación y degradación de los bosques.
En síntesis, modestamente se consiguió un acuerdo de última hora que establece una hoja de ruta donde todos los países puedan exponer sus contribuciones mucho antes de la conferencia de París. De manera expresa se evitó utilizar la palabra "compromisos" para referirse a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a nivel nacional y se utilizó el término "contribuciones".
¿Hay una verdadera sensibilidad para advertir que, de no adoptarse medidas inmediatas, la temperatura puede llegar a subir hasta 5 grados antes del final de este siglo? Una situación que profundizará los efectos climáticos extremos como grandes tormentas o persistentes sequías. Por las reiteradas postergaciones y los escasos resultados de estas cumbres da la sensación de que aquellos que participan en ellas no comprenden la gravedad y la urgencia del tema y que representan a los gobiernos, pero no a quienes habitamos el planeta.