El Instituto de Clima y Agua recolectó información por la red de extensionistas del INTA y elaboró un informe sobre lluvias:

Como viene ocurriendo durante las últimas semanas, volvieron a ocurrir nuevas lluvias sobre algunos sectores de la región central y norte del país. En la ocasión, los más abundantes cubrieron buena parte del sur de la provincia de Buenos Aires, precipitando allí entre 35 y 40 milímetros (mm.) en localidades tales como Las Flores, Tandil, Mar del Plata y Coronel Suárez; valores cercanos, en cambio, a los 50 mm.  se observaron en Bahía Blanca y Tres Arroyos, entre otros sitios de esta provincia.

También hubo muy buenos aportes sobre el extremo norte de la provincia de Córdoba (V. de M. del Río Seco 54 mm. de agua caída). Sin embargo, hubo lluvias de baja relevancia en La Pampa y escasas a nulas en Santa Fe. En Entre Ríos, el domingo ocurrieron tormentas con fuerte actividad eléctrica, descargando lluvias de milimetrajes moderadamente interesantes sobre la franja NE del territorio provincial (en Concordia-Colón- C. del Uruguay rondaron los 25 mm), disminuyendo los aportes gradualmente al avanzar hacia el resto de esa provincia.

En el escenario regional actualizado, los sectores que ahora siguen estando postergados en cuanto a la disponibilidad de reservas de agua en los suelos, se ubican en el noroeste de Buenos Aires, centro, sur y norte de Santa Fe y en el centro y sur de Córdoba, y todo el NOA. Excluyendo dichos sectores todavía complicados, la recurrencia de estos eventos en forma prácticamente semanal, aunque muy irregulares, permiten mejorar la situación hídrica deficitaria desde el otoño e invierno pasados.

Los cultivos de invierno resultan ahora muy beneficiados con este aporte pluviométrico. La mayoría de los mismos estaban entrando en etapas críticas de su desarrollo, soportando distintos grados de estrés hídrico, por lo que es de esperar una aceptable recuperación, por lo menos en las zonas favorecidas últimamente por las lluvias.

Estos nuevos aportes también impactan favorablemente en la siembra de grano grueso, por una parte sobre los lotes sembrados en regulares condiciones de humedad, los que ahora podrán emerger con mejores posibilidades y avanzar en los primeros tramos del ciclo sin restricciones hídricas, y por otra parte, permitirá impulsar las labores, que a la fecha venían muy demoradas, para el maíz y el girasol, siembras que ahora cobrarán dinamismo, en cuanto las condiciones de piso lo permitan.

Este cambio llegó muy a tiempo, ya que si se demoraba unos días más, se pasaría la fecha óptima, y la superficie destinada a maíz podría ocuparse con otro cultivo o, de lo contrario, postergarla y hacerlo como maíz de segunda.

Las forrajeras también se vieron beneficiadas con las precipitaciones, ya que los rebrotes se venían ralentizando por las condiciones adversas de humedad y temperatura. Se espera ahora una reacción de praderas y verdeos, éstos para entregar los últimos pastoreos de la temporada. En los sitios donde las lluvias siguen ausentes o escasas, la situación se va sobrellevando si se cuenta con alfalfas instaladas años anteriores y que llegan a bombear agua de horizontes profundos o de napas freáticas al alcance de las raíces.

 

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