El objetivo de este trabajo fue analizar la distribución y variabilidad de rendimientos a lo largo de varios años para diferentes épocas de siembra en sojas de grupo cuatro largo, en dos lugares con régimen hídrico diferente durante el periodo de barbecho fundamentalmente (Marcos Juárez y Manfredi).
Por Marcos MURGIO, Francisco Horacio FUENTES, Luis Alberto SALINES y Diego
Omar SOLDINI - INTA
En la Región Pampeana, el cultivo de soja requiere para lograr máximos
rendimientos, entre 500 y 650mm de agua para soja de primera y entre 350 y 550mm
de agua para soja de segunda (Andriani, 1997). En gran parte de la zona núcleo,
las precipitaciones normales desde noviembre a marzo, son de 500 a 600mm,
cantidad suficiente para cubrir las necesidades hídricas del cultivo. Sin
embargo, se pueden dar periodos de estrés hídrico durante cualquier momento del
ciclo debido a la variabilidad de las precipitaciones, tanto en su distribución
como en las cantidades anuales caídas, sumado al escurrimiento que se produce a
nivel de superficie de suelo, que disminuye la cantidad de agua disponible para
las plantas (Dardanelli, 2003). Por lo tanto, los rendimientos pueden variar
entre años y son en general menores al potencial.
Dardanelli (2003) utilizando el modelo Cropgro con datos históricos de la localidad de Manfredi, estimó que cultivos que inician su ciclo con contenidos de humedad de suelo próximos a capacidad de campo es probable que lleguen a valores de rendimiento cercanos al potencial. Sin embargo, las probabilidades de recarga del perfil por precipitaciones durante el periodo de barbecho aumenta de oeste a este. En la sub-región occidental debido a las bajas precipitaciones durante el periodo otoño-invernal, es frecuente que el suelo presente bajos contenidos de humedad durante la primavera. Además, a igualdad de contenidos de agua en el suelo a la siembra, el riesgo climático es el mismo en toda la región pampeana (Dardanelli, 2003).
En ambiente donde no hay limitantes en la oferta de agua para el cultivo, el cultivo de soja alcanza los mayores rendimientos en fechas de siembra tempranas (Baigorri, 2009). Los mayores rendimientos se producen debido a que el periodo crítico para la definición del rendimiento se da en condiciones de mayor radiación y fotoperiodo, que mejora el crecimiento y la duración de dicho periodo. La mayor tasa crecimiento y duración del periodo crítico aumenta número de vainas a cosecha (Vega, 2001) (Kantolic y Slafer 2005, 2007), componente estrechamente asociado a variaciones en el rendimiento.
Por otra parte, cuando los ambientes presentan menores ofertas de agua, fundamentalmente durante la primavera, los mayores rendimientos se logran en siembras a partir de mediados de noviembre y con variedades de ciclo más largo (Baigorri, 2009). En la zona del sur de la provincia de Santa Fe, cuando el contenido de agua a la siembra fue menor a 200mm hasta los dos metros de profundidad y las precipitaciones estuvieron por debajo de determinado umbral durante el periodo reproductivo (R2-R7), el rendimiento del cultivo estuvo asociado su disponibilidad de agua (Bacigaluppo et al. 2011).
Debido a la variabilidad interanual de las precipitaciones, la época de siembra en la que se dan los mayores rendimientos puede ser diferente de un año a otro. Dado que las posibilidades de recarga del perfil de suelo al siembra son menores cuanto más temprana es la fecha de siembra, y cuanto más al oeste sembremos, esperaríamos mayor variabilidad de un año al otro en el rendimiento cuanto más temprano y más a occidente sembremos.
Dado el carácter aleatorio de las precipitaciones, las distintas combinación de época de siembra y grupo de madurez presentan cierto grado de imprevisibilidad a priori en el rendimiento a lograr. Por lo tanto, este trabajo tiene por objetivo analizar la distribución y variabilidad de rendimientos a lo largo de varios años para diferentes épocas de siembra en sojas de grupo cuatro largo, en dos lugares con régimen hídrico diferente durante el periodo de barbecho fundamentalmente (Marcos Juárez y Manfredi).