Sin cortes de rutas ni riesgo de abastecimiento en la producción de alimentos, la medida de fuerza contra la política agropecuaria del Gobierno tuvo un carácter más simbólico que real.
De los cinco días fijados por los ruralistas sólo tres fueron hábiles. En el Mercado de Hacienda de Liniers apenas ingresaron 38 vacunos el primer día de la protesta que no habían podido entrar el viernes pasado, cuando se alcanzó un récord de 17.691 cabezas, por un problema de transporte . Con ese volumen, los frigoríficos no vieron alterados sus planes de faena.
En granos no hubo transacciones en las plazas cerealeras (Buenos Aires y Rosario), y la llegada de camiones a los puertos fue 88 por ciento más baja que a igual fecha del año pasado. No obstante, la exportación tampoco tuvo complicaciones mayores con el procesamiento de granos y los embarques.
El objetivo de los dirigentes rurales era llamar la atención del Gobierno para que se decida a sentarse a una mesa de discusión sobre la situación de las diferentes producciones agropecuarias. Hasta el momento cosecharon reacciones de rechazo. El ministro de Agricultura, Norberto Yauhar, que en octubre próximo irá como candidato a diputado en su provincia, Chubut, dijo que la medida de fuerza sólo servía para "posicionar" a los dirigentes rurales para integrar las listas de los partidos políticos de la oposición.
La presidenta Cristina Kirchner no hizo referencia alguna a la medida, pero, casualmente, el primer día hábil de la medida de fuerza (el lunes pasado) les dio una audiencia a los directivos del grupo Los Grobo, que preside Gustavo Grobocopatel, quienes le habían solicitado una entrevista 20 días antes para informarle de una reciente inversión por 400 millones de pesos en la compra de una empresa de agroquímicos. Desde las usinas oficiales, como el Ministerio de Industria, se aprovechó el encuentro para afirmar que Los Grobo, una de las principales empresas de siembra del país, se encuentra abocada "a reducir su participación en el negocio primario".
Menos formal fue la respuesta del secretario general de la Asociación Gremial del Mercado Nacional de Hacienda, Fabián Ochoa, que increpó al presidente de la Federación Agraria Argentina (FAA), Eduardo Buzzi, cuando el dirigente rural intentó ingresar en el Mercado de Liniers el lunes pasado para verificar el cumplimiento del paro. "Nos están privando de trabajar y ellos se están llenando de plata", gritó Ochoa, e impidió el ingreso de Buzzi, que debió ir por una puerta lateral para entrar en los corrales. Ochoa había participado en 2010 de un escrache al ruralista Alfredo De Angeli en Azul. Su hijo Nahuel, que integra la barra brava de Nueva Chicago, fue identificado como uno de los cabecillas de la patota que provocó incidentes en la Feria del Libro durante la presentación del libro de Gustavo Noriega sobre la intervención en el Indec. Ambos responden al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.
Aun con esas respuestas oficiales, la Comisión de Enlace declaró ayer en un comunicado que esperaba que la Presidenta y los funcionarios "escuchen y resuelvan" los problemas del agro y del interior, que "no se solucionan con fotos, mentiras o presiones". Entre otros puntos reclaman "enfrentar la inflación, la suba de costos internos, la enorme presión fiscal y la minada competitividad". Además, exigen "permitir el funcionamiento de los mercados y la competencia que asegure precios justos".
La semana próxima los dirigentes se reunirán para resolver los pasos por seguir.