En 2012 se cosechó un 63% menos de cerezas que en 2011 por factores climáticos que influyeron en la cantidad total. Los magros resultados de la última temporada de la cereza abren un interrogante sobre el futuro de un cultivo que, paradójicamente, parece seguir teniendo posibilidades comerciales muy interesantes en el mercado internacional.

A pesar de los precios tonificados y la firme demanda externa, la fuerte caída en la producción del pasado ciclo y una sensible retracción de los volúmenes colocados en el exterior, provocaron un nuevo sacudón en el desempeño del sector.

Según publicó Agro Valle, a pesar de un panorama potencialmente atractivo de negocios internacionales, en Mendoza se siguen erradicando montes. Desde el sector se plantea que la única manera de revertir el achique es plantear políticas de desarrollo de la actividad y acciones conjuntas del gobierno y el sector privado.
Alberto Carleti, directivo de la Comisión Cerezas de Mendoza, ratifica, en primer lugar, que “el volumen de la cosecha 2012 presentó una caída muy importante, que se correspondió con el pronóstico del Instituto de Desarrollo Rural, del 63% menos que en 2011″.

Esta disminución en el volumen cosechado no se puede adjudicar a un factor específico, sino a una suma de situaciones climáticas que han influido. “Esto se corresponde con la característica de alternancia que tiene el cerezo, pues este fenómeno se repitió en las otras zonas de producción del país, como lo son Río Negro, Neuquén, Chubut y Santa Cruz”, advierte el empresario.

Agrega que “este mismo fenómeno se produjo en Chile, donde la cosecha fue significativamente menor que la esperada, había una proyección de 15 millones de cajas y finalmente sólo se llegó, aproximadamente, a 10 millones”.

Las condiciones climáticas en Mendoza durante diciembre del 2012 fueron desfavorables para el cultivo pues existieron lluvias que afectaron la calidad de la fruta, situación similar a la que se produjo en Chile.