Y también en los cambios de gabinete que se anunciaron esa noche se le notó la bronca. Cristina pareció decir: ¿me lo acusan a Puricelli de corrupto e ineficiente? Lo premio con el Ministerio de Seguridad. ¿Rossi prestó extraordinarios servicios como jefe del bloque en Diputados y quería renovar su banca? Lo entierro en Defensa y de paso les tiro un zurdito a los milicos.
Yo no entendía ese enojo, y entonces lo fui a ver al Cuervo Larroque, el gran jefe operativo de La Cámpora, y le pregunté qué corno estaba pasando. Reproduzco aquí el diálogo porque es delicioso y porque sería muy amarrete de mi parte no compartir tan lúcidas lecciones de alta política.
-¿Qué pasó, Cuervo? No entiendo nada?
-Yo mucho tampoco. Ya sabés que la señora no habla estas cosas con nadie. Es una genia, y los genios siempre te sorprenden. Además, en el fondo no cambia nada. En nuestro gobierno los ministros tienen prohibido pensar. Sólo tienen que ejecutar. La única que piensa es ella.
-¿Me parece o estamos en problemas?
-Sí, algunos problemas tenemos. Por ejemplo, Lázaro Báez. Es un karma: todos los días aparece algo nuevo en los medios y ya no sabemos cómo pararlo. Se están metiendo con la plata de los Kirchner y eso no podemos permitirlo.
-¿Qué se puede hacer con los medios? Probamos con el fútbol y Lanata nos ganó por goleada.
-Te equivocás: si no fuera por el fútbol, Lanata hubiese hecho 40 puntos. Aprendé: nosotros no fracasamos nunca.
-¿No pensamos en jugar a nuestra principal espada, Cristina, metiendo una cadena a esa hora?
-Lo pensamos, pero es imposible: Cristina a esa hora se encierra para ver a Lanata.
-¿Y Báez? ¿Qué haremos con él?
-Se nos ocurrió lanzar el programa "Báez para todos". Convertir su chacra en un club municipal. Tiene unas instalaciones espectaculares (¡cuánto las disfrutaba Néstor!), una pileta increíble, flor de asador. Y pensamos en volver al plano original y reabrir la bóveda, usando las cajas donde ponía la guita como lockers para los socios.
-Buenísimo. ¿Qué dijo Lázaro?
-Que ningún problema, que chacras no le faltan. Él es binorma: es capitalista para juntarla y, si lo obligás a repartir, se convierte en nacional y popular.
-¿No fue un poco jugado haber abierto su casa a los periodistas?
-Fue una idea de la señora, y eso no se discute. La macana es que todavía había olor a pintura.
-Eso digo. Además, qué bien vive este buen señor. ¿Conviene mostrar tanta opulencia?
-Así va a vivir cualquier argentino si gobernamos 10 años más. Néstor empezó por su familia y sus amigos, pero con la idea de irradiar la riqueza a todo el país.
-Me consta: ya hay gente viviendo así en el Madero Center. Otro tema: una encuesta dice que nos ven casi tan corruptos como al menemismo. ¿Qué te parece?
-Ofensivo e indignante. El menemismo no nos supera en ningún aspecto.
-¿Qué otro problema te preocupa?
-La inflación: está haciendo estragos.
-Es verdad, porque golpea especialmente a los más pobres.
-¡No! Está haciendo estragos en las encuestas. Algo hay que hacer.
-¿Piensan en correcciones al modelo?
-Jamás. Estamos pensando en corregir las encuestas.
-Clarín dice que los precios ya subieron 20% este año.
-Clarín miente: habla de los que suben, pero no de los que bajan. Igual, para evitar desbordes organizamos las milicias.
-Me encanta: miles y miles de jóvenes recorriendo las góndolas. Chicos que dejan de trabajar y estudiar para ayudar a la gente.
-Bueno, es militancia rentada. Hoy en un supermercado, mañana aplaudiendo en un acto. Son todoterreno, ¿entendés?
-¿Cómo hacen los países para no tener inflación, ni congelamientos, ni milicias?
-Es la gran crisis mundial de la que nos habla Cristina. Son economías muertas. En cambio, mirá Venezuela: un paraíso.
-Es cierto, un paraíso, salvo ese temita del papel higiénico.
-La escasez de papel higiénico es típica de los pueblos muy bien alimentados.
-¿Y los dólares, Cuervo, cuándo nos preocupan: cuando faltan o cuando sobran? Porque por un lado los prohibimos y por otro hacemos el blanqueo para que los traigan.
-Yo en eso sigo a Máximo, mi jefe. El otro día le pregunté por el blanqueo y me contestó que él los dólares los prefiere verdes.
-Cuervo, sin que suene irreverente: para el dólar, cepo; para los precios, milicias; para las denuncias de Lanata, fútbol. Me pregunto si no sería mejor atacar las causas. Digo, para no ir siempre atrás.
Los ojos se le llenaron de odio. Creí que me iba a comer crudo. Después me pareció que su mirada se había vuelto lánguida y triste. Levantó su mano derecha y enseguida tenía a su disposición una guardia pretoriana de militantes todoterreno.
-Llévenselo -dijo-. Es irrecuperable.