A fines del 2.011 recuerdo haber escrito una nota en la que destacaba que ya llevábamos 16 promesas incumplidas por parte del ejecutivo para intentar fomentar la siembra de trigo. Pasaron dos años, tuvimos la menor superficie sembrada en más de cien años, la menor producción y nos enfrentamos a una nueva campaña con pocos incentivos, nuevas promesas y poco o nada de confianza por parte de la producción.
Pero la creatividad oficial no se detiene, después de reemplazar a la desgastada Oificina Nacional de Control Comercial Agropecuario (ONCCA), por la Unidad de Coordinación y Evaluación de Subsidios al Consumo Interno (UCESCI) ahora frente a una baja intención de siembra de trigo, en lugar de eliminar la maraña de subsidios, limitaciones Roes y regulaciones responsables de esta crisis, agregan nuevas regulaciones.
Se trata del Fideicomiso triguero, que va a devolver a los productores que tengan el CePaGa, el equivalente al valor de lo obtenido en concepto de retenciones a las exportaciones de trigo.
Los productores desconfían que vayan a devolverle las retenciones descontadas del precio de venta del trigo si es que este se vende. Y están en lo cierto, ya que aunque por primera vez el gobierno cumpliera con esta promesa “triguera”, lo que se repartiría, serían las retenciones del trigo exportado y no de lo producido.
Nuestro Súper Secretario de Comercio no permite exportar hasta que se “llenen” los molinos, se reserve la semilla, se cumpla con la mesa de los argentinos, y se le agregue localmente valor al grano. SI después de cumplir estas consignas, quedara algún saldo exportable, entonces a exportar grano. El obtenido por retenciones de esas toneladas va a ser la que se repartiría entre el universo de productores de acuerdo al tonelaje de cada uno.
Vamos a hacer un ejercicio: 11 millones de toneladas producidas, 6.5 para el consumo interno, quedan 4.5, que si se exportan a 280 dólares generarían en concepto de retenciones unos 320 millones. Repartiendo TODO y repito TODO entre lo producido, correspondería devolver 29 dólares por tonelada.
Los pagos en dos cuotas, abril 70% y noviembre el resto.
Cuando lo fácil no se hace, cuando se enreda para beneficiar a unos pocos, cuando se someten los precios, ocurre lo ocurrió, se deja de producir. No puedo creer que esta sea la solución, pero llevamos 10 años de estas políticas y el relato sigue vigente. La gran pregunta es ¿Seguirá el pan sobre la mesa de los argentinos?
El siguiente artículo es del Ing. Agr., Roberto P. Campi, Productor de la zona de Pergamino, Bs. As.