De acuerdo con Claudio Molina, director ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno, la producción de biodiésel el año pasado fue de 2,451 millones de toneladas, contra los 2,426 millones de 2011.

“Le pedimos a la presidenta Cristina Fernández que no abandone una ley de faros largos como es la de los biocombustibles, que tanto éxito tuvo para lograr el impresionante desarrollo del sector en los últimos años”, pide el fundador de la Asociación Argentina de Biocombustibles, Claudio Molina, preocupado por resoluciones de distintas oficinas del gobierno que están complicando seriamente la marcha de las empresas del rubro.

Es que si bien el gobierno anunció que se elevará del 7% al 10% el corte obligatorio con biodiesel para las naftas, lo que incrementa la demanda del combustible de origen agropecuario, aparecen escollos.

“A las petroleras no les cierra este tipo de medidas por una cuestión logística, pero también porque por una interpretación que hace la Afip de la ley, interpretación que no se corresponde con el espíritu de la legislación, se equipara al biocombustible con el gasoil por lo que se lo grava con el 41% de impuestos, un tributo que no se le cobra al gasoil importado y por eso a las petroleras les conviene quedarse con esa diferencia en el surtidor”, denuncia Molina en declaraciones al noticiero de Canal Rural.

Pero no es el único escollo al que hace referencia Molina. “Recuerdo cuando en 2008 el campo se quejaba de que las retenciones se tomaban vía decreto cuando constitucionalmente es un tema de legislación del Congreso. Bueno, en el caso del biocombustible la situación es aún más preocupante ya que los aumentos directamente surgen de un acta y lo toma una junta coordinadora técnica integrada por funcionarios de distintas oficinas y que ni siquiera informan públicamente de sus decisiones”, se queja Molina.

Asimismo, Claudio Molina aseguró que “la industria venía funcionando bien hasta julio del año pasado. Estaba claro que había que tener visión de largo plazo. En agosto de 2012, con visión cortoplacista, se cambiaron las reglas de juego. Después, siempre con una sorpresa”.

El negocio local del biodiesel se vio afectado por trabas desde adentro y afuera, como en Europa: “Allí se empieza a trabajar en la aplicación de derecho compensatorio, bajo el supuesto que Argentina e Indonesia exportan con dumping. Eso genera incertidumbre a los compradores que retrajeron la demanda”.

Pero además, Molina señaló al sector automotriz nacional, nucleado en ADEFA, como responsable también de la difícil situación que atraviesan: “Están  haciendo esfuerzos importantes para parar el desarrollo del biocombustible. En Brasil se está cortando (el combustible) al 25%, cuando acá no quieren homologar al 10%”

Por su parte, la Cámara Argentina de Biocombustibles (CARBIO) ve que los cambios llegaron por trabas por parte de la UE. Por eso, la entidad expresó su satisfacción y pleno apoyo a la decisión del Gobierno Nacional de presentar un reclamo formal ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) por las medidas proteccionistas de ciertos países de la Unión Europea que restringen las exportaciones argentinas de biodiesel de soja hacia esos mercados.

CARBIO está plenamente convencida que ciertas regulaciones de los países miembros de la Unión Europea no permiten la libre venta o importación directa de biodiesel protegiendo así de manera desleal a los productores de esos países y violando las normas de la OMC.