Cuando hace siete años la industria argentina del biodiesel dio su puntapié inicial, que se afianzó en 2010 con la puesta en marcha del programa nacional de combustibles con sus pares �verdes�, el negocio parecía no tener límites.
En el primer trimestre del año, sin embargo, las fábricas que operan en el país produjeron 40% menos del biocombustible que en igual período del año pasado. Así, la elaboración del producto que complementa al gasoil en los motores cayó por debajo de las 500.000 toneladas en el primer trimestre del año, según un informe difundido por la consultora Investigaciones Económicas Sectoriales (IES).
El motivo estacional de la pérdida de producción tiene que ver con que en los primeros tres meses del año las fábricas tuvieron que administrar un raquítico stock de soja remanente de la campaña pasada, que fue mala por la sequía y dejó una cosecha de solamente 40 millones de toneladas.
Con la entrada de la soja nueva a partir de abril (se calcula que ya se cosecharon las tres cuartas partes de los campo sojeros) la situación probablemente mejore, pero no por completo.
El sector del biodiesel comenzó a sufrir en septiembre pasado un fenómeno que hasta el momento no había conocido: políticas oficiales que limitaron el negocio. Este sector, que fue promovido por el gobierno kirchnerista con beneficios que incentivaron millonarias inversiones, vio cómo de un día para otro las retenciones a las exportaciones subieron 10 puntos y el precio regulado en el mercado interno descendió 15%. La medida fue inmediatamente corregida para mitigar su impacto. La suba de retenciones fue de unos 5 puntos y el precio fue dividido en tres segmentos, según la escala de producción de la empresa. Pero para entonces varias firmas pequeñas y medianas habían dejado de producir.
Algunas de las empresas que por mayores costos de producción no pudieron sobrellevar los cambios en la política oficial aún no volvieron a producir, según informa IES y pudo corroborar El Cronista con fuentes del mercado.
A la situación local se suma un contexto internacional complicado.
El sistema argentino de producción de biodiesel, que incluyen desde gigantes como Louis Dreyfus y Cargill a una veintena de pymes, tiene una capacidad instalada de 4.000 millones de litros. El mercado interno, con un corte del gasoil que debería pasar del 7% al 10% por decisión oficial, consumiría este año 1.200 millones de litros.