Ayer, en medio de reuniones que se sucedieron en el Banco Central con banqueros buscando subir las tasas de interés de los plazos fijos para sacar algunos pesos de la plaza financiera, las gestiones del súper-Secretario buscaron asegurar la llegada de dólares por parte del agro.
Es que el hilo se corta por lo más delgado, y lo más delgado es, hoy, el incentivo que tiene el hombre de campo, el productor y el exportador para vender la soja: ninguno. De allí viene buena parte de los dólares que el Gobierno necesita y que el agro, en opinión de la Casa Rosada, parece retacearle. Un dato que le da cuerpo a la criatura es que en 2013, según Bein & Asociados, el agro dejaría un ingreso de divisas en torno a u$s 34.445 millones, de los cuales u$s 26.090 millones serán aportados por el complejo sojero. Semejante salto significaría un paliativo a la caída de reservas por parte del BCRA.
Sin embargo, el panorama parece ensombrecerse. En los últimos días, la liquidación de exportaciones brilló prácticamente por su ausencia. Y salvo la última semana, las reservas del BCRA parecen destinadas a seguir perdiendo. En el año retroceden u$s 2.000 millones.
Hasta allí llegó Moreno, quien presionó y comprometió ayer a los grandes grupos exportadores para que liquiden lo que tengan a mano. Un cálculo que manejan en el Gobierno mostraría que esperan entre u$s 1.000 y u$s 1.500 millones que podrían entrar en el mercado en los próximos días.
El salto dado por el billete ilegal, que ayer tocó $ 8,75 parece haber bloqueado las próximas ventas en el mercado cambiario. El saldo comercial de enero fue de u$s 280 millones, un 49% menor al de igual período del año anterior.
Cuando un exportador liquida sus ventas lo que hace es entregar dólares al Banco Central y recibe a cambio pesos. En los años previos, como cualquier inversor, el exportador con esos pesos decidía entre reinvertirlos en el campo u otras opciones financieras (comprar bonos, realizar un depósito a plazo fijo, etc).
Sin embargo, el contexto macroeconómico de la Argentina se modificó sustancialmente en los últimos 18 meses, en particular desde la imposición de las restricciones cambiarias. En términos económicos, atesorar dólares fue una de las mejores inversiones de los últimos meses.
La cuenta resulta elocuente. Por cada dólar que recibe el agro y liquida en el mercado local, se obtienen $ 5,10. A ello hay que aplicarle las retenciones del 35%, por lo que queda un tipo de cambio de $ 3,31. Suponiendo que uno de los potenciales destinos de ese dinero fuera volver al dólar, al haberse restringido el mercado de cambios formal, la única alternativa redunda en convalidar el dólar paralelo que ayer cerró en los $ 8,75. Es decir, se debe asumir un costo de 164% para poder alcanzar ese dólar de nuevo.
Obviamente que el productor tiene que vender una parte para financiar los gastos de la campaña, pero hay una tendencia a guardarse el grano, señala un analista agropecuario.