Me dijo que sí.
“Con algunos, sí”, dijo.
Me pregunto ahora, mientras una multitud vestida de rojo pasa frente al féretro de Chávez, si quienes lo embalsamaron hablaron con él durante su tarea. En Caracas un grupo de científicos repite una tarea que comenzó en Egipto durante la Cuarta Dinastía, convencidos como estaban de la inmortalidad del alma. Casi todas las vísceras eran entonces retiradas, excepto los riñones y el corazón, y el cuerpo vacío era tratado con una disolución de natrón, un mineral cuyo nombre proviene de las palabras “sal divina”: el nitrógeno y el sodio nacieron siglos después de esa misma palabra.
Lenin, Ho Chi Minh, Mao Tse Tung y Eva Perón intentaron suspender así los efectos de la muerte.
Embalsamado, el muerto ya no molesta a nadie: podrá ser reinterpretado, manipulado, utilizado. Así como en los setenta hubo quienes le discutieron el peronismo a Perón (lo que sería, en verdad un chiste, si no hubiera terminado en tragedia) ahora los chavistas interpretarán a Chávez. La oposición aprenderá que no hay pelea peor que la que se libra contra un fantasma. Cómo hubiera reaccionado, qué hubiera hecho, qué hubiera dicho, el futuro quedara convertido en un juego de exégetas. La vida se dividirá en Caracas en antes y después del 5 de marzo: poca gente puede decir eso de sí mismo. Antes y después de Chávez. Desfases de la historia: acaba de morir el último caudillo de la década del cuarenta y como todos los líderes personalistas y autoritarios repitió a Shakespeare y no dejó sucesor alguno. El ex chofer de colectivo Nicolás Maduro se subió a ese podio gracias a su fidelidad.
“Miren por dónde va Nicolás, el autobusero Nicolás. Era chofer de autobús en el metro, y cómo se han burlado de él” , decía Chávez. Bien pudo haberlo dicho dándole un coscorrón cariñoso en la cabeza.
Diosdado Cabello, militar, no fue socio de Julio De Vido en la embajada paralela de causalidad: ambos son demasiado parecidos; participó con Chávez del golpe de Estado del 92 y fue el cajero de todos sus negocios.
“Nadie tiene que estar de acuerdo con Chávez en un todo, escribió Lula en O Estado de Sao Paulo. Tengo que admitir que el presidente venezolano era una figura polémica, que no huía del debate y para quien no existían temas tabú. Es preciso decir que muchas veces yo pensaba que hubiera sido más prudente que él no quisiera hablar sobre todos los temas. Pero esa característica personal de Chávez no debe, ni de lejos, ensombrecer sus cualidades”.
“Hay gente que se pone a cantar en el baño media hora. ¿Qué comunismo es ese? Yo lo he contado: tres minutos es más que suficiente; no quedo hediondo. Un minuto para mojarse, otro para enjabonarse y el tercero para enjuagarse. Lo demás es un desperdicio”.
(Chávez en el 2011) Mientras el cadáver de Chávez se preparaba para golpear las puertas de la inmortalidad, Cristina se escapaba a hurtadillas de la foto con Ahmadinejad. Había sido invitada por Nicolás Maduro para hablar en nombre de los presidentes y como amiga personal de Chávez el viernes. Pero se fue el jueves sin dar explicaciones: la mejor manera de quedar mal con todo el mundo. Las relaciones de Venezuela y Argentina, claro, no se van a romper por eso: Venezuela le prestó dinero a Argentina entre 2006 y 2008, más de cinco mil millones de dólares. Néstor decidió, entonces, cancelar una deuda de 9.500 millones con el Fondo Monetario al que se le pagaba el 4,5% anual por una deuda con Venezuela al 10% con una tasa que creció hasta volverse aún más usuraria: 15,6% en septiembre del 2008 cuando finalmente el gobierno decidió, ante la falta de cash, estatizar las AFJP.
“Hay gente gorda en Venezuela. Hace veinte años el exceso era de 6,3 kilos y hoy esta en 14,5. ¡¡Ojo con los gordos! ¡¡A rebajar, a hacer dieta, a hacer ejercicio!
(Chávez en 2009) Chávez fue reelecto en 2012 con el 55,08% de los votos: ocho millones doscientas mil personas. Capriles obtuvo entonces el 45%: más de seis millones y medio de votos. Los números expresaron entonces el alma de Venezuela: un país dividido, barrios antichavistas, exilio, inseguridad creciente (21.000 muertos por delitos comunes en 2012). A la hora de hablar de la grieta, Chávez es Cristina al cuadrado: familias separadas, amigos irreconciliables y ex chavistas que merecen el inmediato castigo de los traidores.
“En Venezuela los chavistas tendrán en adelante un trabajo de construcción de institucionalidad -escribió Lula en la columna ya citada-. Tendrán que trabajar para dar más organicidad al sistema político, conversar con otras fuerzas y fortalecer a los sindicatos y los partidos. Es preciso garantizar todas las conquistas obtenidas hasta ahora. Esa es, sin duda, la aspiración de todos los venezolanos, sean ellos de oposición o de situación, militares o civiles, católicos o evangélicos, ricos o pobres … Todos precisan entender que solamente la paz y la democracia van a permitir que se realice en todo su potencial un país tan promisorio como Venezuela”.
“Cuba es una dictadura. ¿Planes de nacionalización? No, absolutamente ninguno. ¿Entregar el poder en cinco años? Por supuesto, estoy dispuesto a renunciar al poder incluso antes”.
(Chávez durante su primera campaña electoral) Chávez nacionalizó cerca de 1.400 empresas, de las cuales sólo indemnizó a poco más del 10%. Antes de Chávez, la cantidad de hogares pobres en el país era del 44,4%. Después de Chávez la cantidad de pobres disminuyó al 26,6%. Después de Chávez el trabajo en negro y precario está por encima del 40%, y la deuda pública del país se duplicó: de 40.000 a más de 80.000 millones de dólares. La inflación es, después de Chávez, superior al 30%; el desempleo bajó del 14,5% (AC) al 7,6% (DC). La cotización del dólar oficial saltó después de la última devaluación del 32% de 4,30 bolívares por dólar a 6,40. El dólar real (allí llaman “lechuga” al paralelo) se disparó de 19,5 a 25 bolívares.
" ¿Sería extraño que hubieran desarrollado una tecnología para inducir el cáncer y que nadie lo sepa hasta ahora y se descubra dentro de cincuenta años?
(Chávez en 2011, al enterarse del supuesto cáncer de Cristina Kirchner).
El discurso paranoico siempre cierra. Por eso es tal. La teoría del “cáncer inoculado” no tiene ningún asidero científico y es tan ingenua como lineal: nadie podría tener un cáncer inmediato porque lo pinchen con una aguja. Ahmadinejad apoyó los dichos de Maduro sobre el complot onco-imperialista y Nilda Garré también lo hizo (¿Habrá tenido datos del Proyecto X?).
El proceso de beatificación de Chávez ya esta en marcha.
Venezuela nunca será la misma. Aquel país donde hace veinte años alguien me dijo: “El problema es que aquí no hay empresarios, hay millonarios”. Fortunas que escapaban a Miami, trabajadores humillados y sueños postergados en los barrios, democracia malversada: eso generó el liderazgo de quien ahora acaba de morir.